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Para simplificar: la combustión del gas natural o metano produce calor, y dado que dentro a la molécula del metano CH4 hay hydrógeno H, éste, combinandose con el oxígeno produce agua que, a la temperatura alta, vuelve al estado de vapor, la combustión del Carbono C produce anhídrido carbónico CO2.
En una caldera de condensación el particular intercambiador, que la constituye, es también un condensador, o empleando el agua de la instalación de calefacción a baja temperatura (alrededor 50°) dentro al cual circula aposta, renfría los humos saturados de vapor de agua y que se condensan en agua al estado líquido. Esta es expulsada a través de tubos especiales normalmente conectados a disposición de aguas.
El calor que los humos dan paso al intercambiador de calor a su vez calienta el agua de la instalación y, entonces, que toma ventaja de esta acción normalmente perdida.
Además, hay una conseguiente reducción de las emisiones de NOx y CO (óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono) mediante el uso de una tecnología muy avanzada para la combustión.
¿Cuánto calor se recupera con una caldera de condensación? Según el tipo de sistema de hasta 10-11% más de una caldera convencional y en comparación con el valor calorífico del metano también llamado gas natural.
Normalmente es casi siempre posible sustituir una caldera convencional con una caldera de condensación, gracias a las iniciativas de incentivo nacional, es aconsejable consultar a un Profesional Certificado Unical o uno de nuestros técnicos de servicio autorizado para evaluar su factibilidad .
En cambio, en una caldera tradicional, el vapor se expulsa junto con los humos de CO2 perdiendo la cuota de calor dicho aposta condensación o latente, y que es de aproximadamente 10-11% del calor producido por el metano mundial.
Por lo tanto, con las calderas convencionales hay muchos gastos de calefacción para el mismo calor y el espacio a calentar.