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Respuesta:
Analizaremos el circuito salud-enfermedad como emergente del contexto en el que las personas vivimos, ya que dicho proceso y sus resultados están condicionados por una compleja trama de factores políticos, productivos, demográficos, socioculturales y ambientales que interactúan entre sí. El circuito se desarrolla en el marco de la vida cotidiana. Resulta en parte, “de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia y de asegurar que la comunidad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud”.
Es posible definir los problemas de salud en alguna o varias de las tres dimensiones o espacios:
singular: se alude a los atributos individuales y también, en parte, a las conductas y estilos de vida;
particular: se hace referencia al perfil de un grupo poblacional en el contexto de sus condiciones reales de vida (condiciones sociales, materiales, alimento, vivienda, acceso a la atención, etc), y a las estrategias que éstos generan en relación con su salud;
general: en el ámbito de las políticas y los planes de salud el abordaje, en este espacio, permite identificar las relaciones entre los problemas de salud-enfermedad y los procesos históricos, políticos, económicos y sociales. esta dimensión da origen a planes o programas de salud.
Se entiende, entonces, que es imprescindible identificar los problemas en las tres dimensiones.
Prevención primaria, secundaria y terciaria (según Leavell y Clark).
Prevención primaria: la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad pretenden anticiparse a la aparición inicial de una enfermedad o dolencia (aplicar las medidas de prevención a determinados grupos de enfermedades, por ejemplo, vacuna anti sarampionosa).
Prevención secundaria: trata de detener o retardar una enfermedad ya existente, mediante la detección o diagnóstico temprano (primeros momentos de la evolución de la enfermedad) y el tratamiento adecuado.
La prevención terciaria: trata de reducir la frecuencia de las recaídas y el establecimiento de condiciones crónicas, por ejemplo, medidas de rehabilitación o cirugía reparadora.