Alguien que me pueda dar una hipótesis de la economía y su relación en la vida cotidiana?

Que no este tan corta porfas :) ​

Respuestas

Respuesta dada por: yiyikun1
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Respuesta:

Hay una genealogía política en las economías populares

Hacer la vinculación, trazar la genealogía política, entre los movimientos sociales que en nuestro continente pusieron en crisis la legitimidad política del neoliberalismo y las actuales economías populares es un

primer paso necesario. Y esto por los siguientes motivos:

1) Para no olvidar el “origen” político de su constitución que implica,

también, trazar la genealogía política de la relación entre dinero y sectores populares; es decir, en las oscilaciones entre el dinero como dispositivo de gobierno y como reconocimiento de una capacidad productiva que

no se valida salarialmente en términos fordistas (más o menos periféri-

cos).

Si se despejan las renovadas variantes del asistencialismo y la corrup-

ción (las dos narrativas más simples y extendidas para conceptualizar esta

relación compleja), lo que aparece es una disputa por qué es lo que está

“retribuyendo” ese dinero proveniente del estado y qué tipo de relación

social de obediencia organiza o desorganiza.

Un vector de análisis empírico son los cambios en el lenguaje, la con-

ceptualización y el funcionamiento de los planes sociales (del subsidio

temporal al desempleo al reconocimiento de formas nuevas y autogestivas

de empleo). En ellas, el rol otorgado a las organizaciones sociales como

mediadoras o enemigas es también variable: siempre expresan un con-

densado de fuerza capaz de negociar frente a la crisis de otros artefactos

normativos pero cuya moneda de cambio se inscribe en un arco que va de

garantizar “gobernabilidad” en los territorios a organizar la conflictividad

(con matices que, por supuesto, marcan una dialéctica abierta entre ambos

polos).

Pero un segundo punto es fundamental: los ingresos provenientes del

Estado coexisten con una multiplicidad de otros ingresos, por lo cual se

desactiva de hecho la percepción de una pura “dependencia” del Estado.

2) Tomar los elementos políticos de esa genealogía como vectores

capaces de perseverar como dinámicas disruptivas sitúa la iniciativa, la

posibilidad de secuenciar e historizar el momento de manera tal de dispu-

tar el balance por lo que ha sucedido en América latina desde inicios de este siglo hasta el actual momento de declive de los llamados gobiernos

progresistas. Sabemos que los elementos anti-jerárquicos, anti-racistas y

anti-coloniales que aparecen en los momentos de revuelta tienen la chan-

ce de estabilizarse luego como una sensibilidad que modifica los umbra-

les de lo tolerable. Pero también hemos visto suceder lo contrario: se

revierten como impulso de nuevas servidumbres. Ahí el punto mismo de

apertura, de combate, se da en la presencia de lo popular y lo popular-

comunitario en muchas experiencias: ya no material añejo y experiencia

de sumisión, sino formas operativas cambiantes que logran actualizar una

voz, una racionalidad y un dinamismo que desafía e impugna los estereo-

tipos de clase, género y raza. Cuando estos elementos se “desconectan” de

las economías populares, éstas devienen economías de mansedumbre y

pobreza, aptas para nuevos dispositivos de gobierno que las ofrecen ges-

tionar como parte de la pacificación social.

3) Ir contra la ansiedad clasificatoria de hacer de las economías popu-

lares una tematización capaz de volverlas un lugar legible para detección

de “nuevos sujetos” o “sectores”. Este ímpetu pone más el eje en la nece-

sidad de fabricar identidades que de problematizar las relaciones sociales

que hacen de los territorios hoy espacios de nuevas violencias. Y, sobre

todo, jerarquiza más una disputa en el plano de la representación que en

la extensa y fluctuante pelea por los modos en que se usufructúa la rique-

za social de modo clasista y depredador.

4) Poner de relieve su composición migrante como dinámica funda-

mental de origen, impulso y versatilidad contra su enclaustramiento

“nacional”, es decir, recostada sobre los límites de lo “nacional-popular”.

Este es un elemento clave de la multiplicación proletaria que nos interesa

subrayar porque da claves precisas sobre cómo se organiza la explotación

sobre sectores de la población que suelen ser caracterizados como exclui-

dos, sobrantes o, directamente, invisibles, donde la figura del trabajador

migrante sintetiza y organiza el último eslabón de ese afuera que se quie-

re mantener siempre extranjero.

Explicación:

esta es la hipótesis que pude encpntrar <)

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