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Últimamente no paro de escuchar sobre los sistemas, que si cambian que si no cambian, qué cómo cambian. Así que me he decidido a explicar como funcionan y si a alguien le sirve para reflexionar un poco sobre los sucesos que nos están envolviendo, me sentiré satisfecha de haber escrito estas líneas.
Primero creo que tenemos que ponernos de acuerdo en el significado de la palabra cambio. Si es pasar de A a A’, el sistema no se ha movido sigue siendo A, aunque un poco distinto. Si es pasar de A a B, entonces si hablamos de cambio, transformación. Pero la pregunta es: ¿un sistema pasa de A a B? claramente NO.
¿Qué es un sistema? La teoría de los sistemas vivos (H. Maturana) nos enseña que todo lo que sucede en la vida está determinado por un sistema. Según Ludwig von Bertalanffy un sistema es: “un conjunto de elementos en interacción”. Los sistemas orgánicos son sistemas abiertos, es decir que se nutren y modifican a través de su interacción con el medio.
Algunos pensamos que una organización social, es un sistema vivo al que se le pueden aplicar los principios por los que se regula un sistema orgánico. Las organizaciones están en constante movimiento y evolución. Aunque pretendamos que estén en equilibrio la realidad es que todo está en permanente movimiento.
Los sistemas orgánicos tienen dos características que nos ayudan a comprender procesos que se dan en las organizaciones sociales.
Todo sistema es abierto en su estructura (cualquier interacción que codifique la estructura modifica el sistema) y cerrado en su organización (base de elementos y pensamientos que construye el sistema)
Pensemos en un lagarto. Los elementos de su estructura: sangre, órganos internos, procesos bioquímicos, ojos, color, etc. pueden cambiar, pero siempre es un lagarto (lagartos gordos, flacos, con más escamas, menos escamas,…). Mientras que la organización de estos elementos no puede variar, si por ejemplo, modificara sus elementos (le ponemos la cola encima de la cabeza) y dejara de tener alguna de sus partes, podríamos hablar de que se ha transformado en otro sistema, pero ya no sería un lagarto.
Si aplicamos este punto de vista a las organizaciones podemos decir que cambiando elementos de su organización cambiará el sistema, pero dejará de ser lo que es.
Si queremos que cambie algo en nuestro entorno lo tendremos que transformar, si sigue manteniendo la misma organización seguirá siendo lo mismo. Porque todo sistema tiene como base mantenerse y reproducirse. Los siguientes principios por los que se regulan los sistemas orgánicos nos lo explican muy bien:
Autopoiesis: tendencia de todos los seres vivos en la creación de sí mismo, es un patrón de organización que permite mantenerse y reproducirse.
Auto organización: es el propio sistema el que crea su orden interno y su comportamiento, no el exterior.
Retroalimentación: todo sistema se adapta y cambia en el contexto del entorno en el que existe. Hay una interacción cíclica constante entre el sistema y el entorno que se modifican mutuamente.
Auto regeneración: mantenerse y renovarse a sí mismo utilizando la energía y los recursos del medio. El auto regeneración continúa incluye la habilidad para formar nuevas estructuras y patrones de comportamiento.
En una organización podemos cambiar las personas, la distribución del trabajo, la localización geográfica, pero seguirá siendo la misma empresa. Mientras que si modificamos sus componentes clave, el producto, su historia, su personalidad, dejaría de ser la misma empresa y se convertiría en algo diferente. Un nuevo sistema.