Respuestas
Respuesta:
tus ojos brillan igual que la luna
me encanta tus cabellos dorados como el sol
Explicación:
Respuesta:
fueron de luna de miel a Miami
Me estás escuchando o estás en la luna
La maestra nos explicó las fases de la luna ilustrándolas en el pizarrón.
La luz de luna se coló a través de las cortinas de su cuarto.
Todos los días, científicos de todo el mundo encuentran nuevas lunas.
Había trabajado de sol a sol, y de luna a luna, sin parar un segundo.
Me pidió que para mañana le consiguiera lo que me había pedido hace un tiempo, ¡me está pidiendo la luna!
Una espantosa nube de niebla hizo que dejemos de ver la luna por unas dos horas.
¡Perdonen, pero ustedes dos están en la luna porque no creo que me estén escuchando!
Cuando hay luna llena, el licántropo se convierte en hombre lobo según el mito.
La luna comenzó a aparecer en el reflejo de aquel lago quieto.
Al dar media vuelta, descubrió una silueta alumbrada por la luna que le hacía señas.
Esta noche habrá luna nueva y no podrás ver el camino.
¿A dónde se fueron tu hijo y tu nuera de luna de miel?
La niña dibujó en su cuaderno una hermosa luna menguante, copiando la ilustración de su libro favorito.
Su abuela dice que, cuando cambia la fase lunar, es cuando nacen más bebés.
De pronto, vio una luz ancha y blanca que se movía por entre los árboles y comprendió que era la luna.
La blanquecina palidez de la luna brillaba sobre todo el monte.
Cuando miramos para arriba, vimos que ya no estaba la luna, sino un cielo lleno de nubes.
Marcos y María, de la mano, observaron el eclipse de luna que estaba sucediendo.
La Luna tiene un diámetro ecuatorial de 3476 km.
Los poetas del romanticismo se cansaron de cantarle a la luna.
¿Sabías que la Luna es el quinto satélite más grande del sistema solar?
Los cráteres de la Luna hacen que parezca que este astro tenga rostro.
Neil Armstrong fue el primer hombre que pisó la Luna.
El hombre salió de la casa cuando la luna se encontraba en lo más alto del cielo.
En cuanto se ponga la luna, partiremos.
El malhechor desenvainó el cuchillo que brilló a los rayos de la luna.
La distancia entre la Tierra y la Luna es de 384,400 km.
Había en el cielo una luna rara, como de lluvia, con un aura de gris esfumado.
Aquella noche, se escucharon lobos que aullaban a la luna.
La semana próxima habrá luna creciente y luego llegará la luna llena.
sola piedra que me servía de pupitre estaba tibia; los lagartos se paseaban casi al alcance de mi mano tomando el sol.
Pasaron entre los caballos y los coches amontonados en la Puerta del Sol.
La isla del sol.
Su barba era de plata y su cabeza tenía como adorno un triángulo resplandeciente que lanzaba rayos lo mismo que el sol.
La multitud, con esa impresionabilidad fácil de los pueblos meridionales, contemplaba absorta el paso de los encapuchados, a los que llamaba nazarenos, máscaras misteriosas que eran tal vez grandes señores, llevados por la devoción tradicional a figurar en este desfile nocturno que acababa luego de salido el sol.
El alma de la Santa es un alma hermosísima, que ella nos muestra con sencillo candor: esta es su psicología: pero, hundiéndose luego la Santa en los abismos de esa alma, nos arrebata en pos de sí, y ya no es su alma lo que vemos, sin dejar de ver su alma, sino algo más inmenso que el éter infinito, y más rico que el universo, y más luminoso que un mar de soles.
Los murciélagos revoloteaban en las encrucijadas de las columnas, queriendo prolongar algunos instantes su posesión del templo, hasta que se filtrase por las vidrieras el primer rayo de sol.
Sus puertos y pasos no quedaban en seco; sus costas é islas estaban muchas veces á tan corta distancia, que se veían entre ellas; sus tierras, amadas del cielo, recibían las miradas más dulces del sol.
El eclipse había principiado; pero aun no se percibía alteración alguna en la luz del sol.
Tan fieles en su palabra como en su propósito aguardaron ambos el nuevo día, y al amanecer volvieron 10 a la pelea con igual valor, sin cesar hasta que el hambre y el cansancio los rendían, y después de haber comido y reposado se iban con más furia el uno contra el otro, hasta la caída del sol.
En un salón interior se tiraba a las armas; en otro se jugaba desde las primeras horas de la tarde hasta después de salido el sol.
Y siguieron por la Carrera de San Jerónimo guardia Puerta del Sol.
Reinaba en torno de la casa la calma más profunda, habiendo abatido el airecillo que se levantara a las puestas del sol.