• Asignatura: Historia
  • Autor: jefferson450
  • hace 2 años

que relación encuentras entre el mensaje de este texto y el dicho la fe mueve montañas contesta y luego piensa en algunas situaciones a las cuales se podría aplicar esta expresión

el texto es El alacrán de Fray Gómez​

Respuestas

Respuesta dada por: alvaradopaula
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Respuesta:

Éste era un lego contemporáneo de don Juan de la Pipirindica, el de la valiente

pica, y de San Francisco Solano; el cual lego desempeñaba en Lima en el convento

de los padres seráficos las funciones de refitolero en la enfermería u hospital de

los devotos frailes. El pueblo lo llamaba fray Gómez, y fray Gómez lo llaman las

crónicas conventuales, y la tradición lo conoce por fray Gómez. Creo que hasta en

el expediente que para su beatificación y canonización existe en Roma, no se le da

otro nombre.

Fray Gómez hizo en mi tierra milagros a mantas, sin darse cuenta de ellos y

como quien no quiere la cosa. Era de suyo milagrero como aquel que hablaba en

prosa sin sospecharlo.

Sucedió que un día iba el lego por el puente, cuando un caballo desbocado

arrojó sobre las losas al jinete. El infeliz quedó patitieso, con la cabeza hecha una

criba y arrojando sangre por boca y narices.

-¡Se descalabró, se descalabró! -gritaba la gente-. ¡Que vayan al San Lázaro

por el santo óleo!

Y todo era bullicio y alharaca.

Fray Gómez acercose pausadamente al que yacía en tierra, púsole sobre la

boca el cordón de su hábito, echole tres bendiciones, y sin más médico ni más

botica, el descalabrado se levantó tan fresco como si golpe no hubiera recibido.

-¡Milagro, milagro! ¡Viva Fray Gómez! -exclamaron los infinitos

espectadores, y en su entusiasmo intentaron llevar en triunfo al lego. Éste, para

sustraerse a la popular ovación, echó a correr camino de su convento y se encerró

en su celda.

La crónica franciscana cuenta esto último de manera distinta. Dice que fray

Gómez, para escapar de sus aplaudidores, se elevó en los aires y voló desde el

puente hasta la torre de su convento. Yo ni lo niego ni lo afirmo. Puede que sí, y

puede que no. Tratándose de maravillas, no gasto tinta en defenderlas ni en

refutarlas.

Aquel día estaba fray Gómez en vena de hacer milagros; pues cuando salió de

su celda se encaminó a la enfermería, donde encontró a San Francisco Solano

acostado sobre una tarima, víctima de una furiosa jaqueca. Pulsolo el lego, y le

dijo:

-Su paternidad está muy débil, y haría bien en tomar algún alimento.

-Hermano -contestó el santo-, no tengo apetito.

-Haga un esfuerzo, reverendo padre, y pase siquiera un bocado.

Y tanto insistió el refitolero, que el enfermo, por libertarse de exigencias que

picaban ya en majadería, ideó pedirle lo que hasta para el virrey habría sido

imposible conseguir, por no ser la estación propicia pana satisfacer el antojo.

-Pues mire, hermanito, sólo comería con gusto un par de pejerreyes.

Fray Gómez metió la mano derecha dentro de la manga izquierda, y sacó un

par de pejerreyes tan fresquitos que parecían acabados de salir del mar.

-Aquí los tiene su paternidad, y que en salud se le conviertan. Voy a guisarlos.

Y ello es que con los benditos pejerreyes quedó San Francisco curado como

por ensalmo.

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