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Basta observar un mapa de Europa en 1770 y otro de finales del siglo XIX para darse cuenta de los cambios que el nacionalismo introdujo en el mapa europeo. Si nos preguntamos por el origen del nacionalismo quizás podamos remontarnos al final del Medievo cuando la única institución universal, que había configurado la realidad europea, entró en una profunda crisis y acabó rompiéndose. Además, los reyes tendieron a extender su poder a la nación.
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Tras las guerras napoleónicas el Congreso de Viena impuso un sistema difícilmente sostenible, ya que suponía la vuelta al pasado. Así, pues, el movimiento romántico, con la reivindicación del sentimiento y del pasado, tuvo una influencia decisiva en el surgimiento y fortalecimiento del nacionalismo. Las tensiones se irán traduciendo en una serie de conflictos, en buena medida revolucionarios, muchos de ellos promovidos por las sociedades secretas , que acabarán generando nuevos países. Debe tenerse presentes que, frente al Imperio, el nacionalismo tenía tintes liberales.
Encontramos, además, la disgregación del Imperio Turco, la Sublime Puerta, no sólo por intereses nacionales, sino también coloniales. Bajo la bota turca había europeos que, además, profesaban el cristianismo . Los románticos tomarán parte en los procesos de independencia de los estados europeos. En segundo lugar, el nacionalismo unificador con Alemania e Italia.
De hecho, el nacionalismo europeo parece conservar ambos vectores de fuerza. Sin embargo, el caso alemán y el italiano fueron decisivos para el desarrollo de Europa en el siglo XX .
Unificación de Italia
Proceso de unificación italiana. Ciertamente, la ideología de fondo conocía matices , pero en última instancia los objetivos principales eran casi idénticos, de forma que no fue difícil agrupar a la nación italiana en torno a la figura de Víctor Manuel II . El caso alemán es distinto, quizás más claro, pero no menos complicado. Alemania se encontraba dividida en reinos, principados, territorios sometidos a Austria y algunas ciudades libres.
En realidad, Alemania nunca había existido como nación, sino como un conjunto de territorios cuyo nexo fundamental había sido la lengua. Hasta 1848 el proceso de unificación alemán se desarrolla en segundo plano, por así decir, al compás de los grandes cambios económicos, demográficos y sociales experimentados por los diversos estados alemanes. De hecho, en las revoluciones de 1830 el nacionalismo desempeñó un papel importante. Por otra parte, el Estado que será el eje de la unificación, Prusia, aceleró sus cambios e incluso políticamente sobrepasó el peso austríaco, pues la burguesía prusiana y los junkers favorecieron la unificación .
La Revolución de 1848 aceleró el proceso llegando incluso a elegirse un parlamento . Unión en torno a Prusia excluyendo a Austria. El Imperio alemán de 1871. Lógicamente, de algunos esperaban un Estado liberal y democrático, mientras que otros parecían preferir una Alemania autocrática.
Los conatos revolucionarios que siguieron a 1848 hicieron tambalearse la unidad, pero la Unión Aduanera, consumada en mitad de siglo, había promovido un fuerte auge económico y un aumento del bienestar , algo que Guillermo I, prusiano, supo aprovechar. Nombrado Otto von Bismarck canciller, el objetivo de Prusia será desde 1861 conseguir la unificación alemana y un Estado fuerte. Una acción diplomática eficaz para conseguir la neutralidad inglesa, francesa y rusa. El proceso será imparable y se realizará en una serie de acciones militares, guerras, que finalmente llevarán a la consolidación de la unidad alemana.
Posteriormente, declara la guerra a Austria aliándose con los italianos, empeñados en expulsar a los austríacos de su territorio. Si había conseguido la neutralidad de Inglaterra, Francia y Rusia, en 1870 Bismarck conseguirá la neutralidad inglesa y, aprovechando la ocasión de la sucesión española, iniciará una guerra con Francia, que desata la euforia nacional. La batalla de Gravelotte, pero sobre todo la de Sedán, fueron una auténtica debacle para los franceses y llevó a Alemania, liderada por Prusia, a la cabeza de los estados europeos. Aprovechando este clima eufórico, Guillermo I fue proclamado en 1871 Káiser de Alemania.
Es el II Reich Alemán.
Explicación:
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