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¿Por qué hay algo y no más bien nada?
Por: Vladimir Vargas Calderón, estudiante de Física de la Universidad Nacional de Colombia e integrante del grupo de astronomía Astro-K.
En la Breve Historia del Tiempo -un exquisito libro escrito por uno de los rockstars científicos de nuestra época, Stephen Hawking (sí, el de la silla de ruedas y voz de robot)- se plantea la profunda cuestión de la existencia del universo. “¿Qué es lo que exhala fuego en las ecuaciones y además crea un universo para que ellas lo describan?... ¿Por qué el universo se toma la molestia de existir?”. Dichas preguntas son la mutación histórica de la famosa reflexión planteada en 1697 por Leibniz, y escrita en el título del presente texto. Los filósofos modernos poco se preocupan por la pregunta debido a que muchas corrientes de pensamiento la consideran una pregunta fundamental sin respuesta. Esto es: intentar responder la pregunta es como intentar demostrar como verdadero un enunciado matemático que se ha demostrado imposible (¡pero la matemática y la filosofía no actúan de igual manera!). La pregunta fundamental es conmovedora y es el punto de partida de muchas ciencias y religiones. Si usted es una persona religiosa probablemente responderá a la pregunta diciendo: “porque existe una deidad (o muchas) que creó (crearon) todo”. Si usted es una persona fanática de la astronomía (cuya creencia en la astronomía es más fuerte que sus creencias religiosas), probablemente no responderá a la pregunta. Note que si la respuesta es Dios, se puede aplicar la pregunta fundamental para Dios: ¿por qué Dios existe y no más bien no?
Ahora que todos estamos al mismo nivel -en el que probablemente no sepamos cómo responder a la pregunta fundamental- procederé a discutir el origen de la pregunta (y del universo). Si el universo tuvo un comienzo, claramente antes de ese comienzo no había nada. De lo contrario ya habría universo, contradiciendo que hubiera tenido un comienzo. Si, por lo contrario, el universo ha existido desde siempre, entonces no hay motivo alguno por el cual “la nada” tenga cabida en la pregunta fundamental. Es decir, si acepta la hipótesis de que el universo ha existido desde siempre, entonces la respuesta a la pregunta fundamental es: “porque siempre ha habido algo”. Y si el alter ego le pregunta: “pero suponga que no siempre ha existido”, usted responde de manera segura: “esa suposición corresponde a un universo distinto”.