Doy CORONA y MS PUNTOOOS URGENTE
Las oficinas están llenas de gente. Hay botellas, cigarros y mucho humo. Las lámparas vacilan exhaustas
y en la penumbra, danzan las sombras acompasando el parpadeo intermitente de las llamas.
- ¡No se puede más con estos perros indios! Ahora andan quejándose de que están enfermos y tienen
hambre.
¡Qué diablos! Hay que obligarlos a que traigan más jebe o que revienten. ¡Todos ustedes son unos
maulas!... Aquí nadie sirve pa´ nada. ¡Son unos cojudos! Se les dijo que debían vigilar más a esos
ocainas y los han dejado largar. ¡Esta es la segunda tanda que se vuela! ¿Están creyendo que los
tenemos aquí, no más que pa´ beber?
- Yo creo lo mismo, señor Masedo – dijo alguno-. No debemos tolerar la propaganda de esos
colombianos ladrones que pusimos a trabajar. El señor Lagarraña se pondrá furioso. Y con razón. Yo soy
de la opinión que…
-¡Cállese! ¡Cuándo se le ordene algo cumpla sin chistar! Ya va a amanecer y don Jacobo viene en la
lanchita. Pueda ser que llegue la comisión que mandé y que traiga a los prófugos. ¡Qué tal que Benjamín
estuviera aquí! Los haría ahorcar a todos ustedes. ¡Ahora a acostarse! No dejen saber que estuvimos
jugando. ¡Arre!
-Si señor- decía Macedo al judío Berchillón -. Aquí nadie cumple con su deber. Se han vuelto muy
sensibles y no entienden que se necesita producir más caucho. Eso es, más caucho. Yo no tengo la
culpa de que se hayan huido los perros ocainas. Hice lo que pude y mandé la comisión a que los trajera
de cualquier modo.
¡Hay que hacer un escarmiento de veras!
- Escarmiento no. Necesitamos caucho. Yo quiero ir en Oriente a ver qué es de nuevo allá. Último Retiro
es malo, los indianos son en rebelión. Por esos indianos es necesario tener menores consideraciones.
Informaré, don Julio.
-¡Allí viene la comisión! ¡No traen nada! A lo sumo veinte cochinos indios.
- ¡Los cogimos! ¡Los cogimos! ¡Aquí viene el sartal! – gritaba el tuerto Almeida -.Y aquí traemos al resto.
Al frente de la casa se reunieron los cazadores de indios y descargaron en el suelo el botín encerrado en
canastos de palmicho.
Cómo habla este texto de la realidad colombiana del siglo XIX?
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me volvio a salir la misma pregunta hayyyyyy
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