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Desde la muerte de Cayo Julio César, hay que dar un enorme salto para hallar algo que merezca particular atención en la forma de conducir la guerra y ni la Roma decadente de los emperadores ni la prolongada Edad Media, ofrece a los ojos de la persona estudiosa y reflexiva, nada que merezca seria atención desde el punto de vista del progreso militar, y "ciérnese densa nuble sobre el mundo antiguo" y la colección de tradiciones, preceptos, reglas y métodos de guerra, quedan casi desconocidos y como enterrados por espacio de 10 siglos.
La oleada de Bárbaros, que inundan los antiguos dominios del Imperio Romano, no dejan tras de sí cosa alguna que merezca mencionarse, en punto a sistemas de guerra y prácticas militares y cuando el feudalismo se extiende por Europa, enteramente queda obscurecido todo lo que significa regularidad y orden en el arte de la guerra y sabido es que en caso de guerra y a la voz del señor feudal, los habitantes del campo como los de la ciudad, avezados en hacer uso de las armas por el continuo guerrear, tomaban el arco o la pica, y de golpe se convertían en soldados; gente allegadiza, así constituida en ejército, entraba en territorio enemigo como "nube de langostas", que destruía y asolaba cuanto en su paso encontraba y despues de ejecutada una empresa guerrera, se disolvía este ejército de gente inexperta de nuevo, para juntarse otra vez de idéntico modo, cuando las circunstancias lo demandaban (las exccepciones serían los fronteros y almogávares, que anticiparon el renacimiento de la infantería, que renació con la formación de los tercios españoles, en el siglo XVI).
Algunas guerras de este periodo son las siguientes:
Guerra de las Dos RosasGuerra de los Cien AñosLa irrupción sobre Asia de las Cruzadas tampoco dejó huella importante en punto a perfección de la constitución militar y del arte de la guerra, bien que, como opina Carrion Nisas, marqués de (autor de "Essai sur l'histoire generale de l'art militaire:...", Paris, 1824, 2 volumenes), , acaso surgió de allí la primera infantería militarmente organizada, que salió de los ejércitos feudales.
Y por lo que atañ a la irrupción de los árabes, fuerza es reconocer que durante mucho tiempo tampoco produjo sólidos adelantos que hiciesen recordar los tiempos de Grecia y Roma.
Sin embargo, debe consignarse, que la invasión y breve conquista árabe de casi la totalidad de la península ibérica, se llevó a efecto por una aplicación bastante juiciosa y metódica de los buenos principios del arte de la guerra, y que no deja de encontrarse algo notable desde el punto de vista estratégico en la marcha progresiva que desde Sur a Norte, por operaciones diestramente elegidas, hicieron los ejércitos de Taric y Muza.
Y aún conviene afirmar, en honor de España, que no fue completamente estéril para la civilización y el arte de la guerra, el largo periodo de la Reconquista y un distinguido publicista dejó escrito lo siguiente: La idea persistente y patriótica de arrojar al invasor africano, produce, a veces, con largas intermitencias, momentos clásicos, iluminados por fulgores pasajeros del arte, tanto en su parte que hoy decimos filosófica y estratégica, como en esa otra, mucho más difícil y peligrosa, de ejecución táctica.
Por seguro que si se hiciese un estudio profundo y severo de aquellas guerras y aquellas organizaciones, se encontaría mucho digno de mención y de entre las tinieblas de esos tiempos surgieron lo siguiente:
"Fuero sobre el fecho de las Cabalgadas" (en "Memorial histórico español:....", Madrid, 1851, Tomo 2)"Tratado de la nobleza y lealtad" ("El libro de los doce sabios o Tractado de la nobleza y lealtad", Madrid, R.A. E., 1975)"Siete Partidas" de Alfonso X el Sabio ("Las Siete Partidas: antología", Madrid, Castalia, 1992; "Las Siete Partidas", Valladolid, Impr. de Gaviria y Zapatero, 1875)Estas obras, en los promedios del siglo XIII, definen y señalan puntualmente una constitución militar y un modo de dirigir la guerra, que bien merecen atención muy especialImporta añadir, que en el reinado de Alfonso XI, se ve una idea seria del ejército permanente, con la cual aparecen resueltos problemas de organización y táctica, al punto que se inicia la necesidad de una inttrucción militar y que resuena el ronco fragor del cañón en el sitio de AlgecirasTodos estos hechos, junto a la presencia de los arqueros ingleses en Crezy, Poitiers y Aljubarrota y la aparición victoriosa de la infantería suiza formando en falange, y más tarde con la composición del lucido y bien organizado ejército que Carlos VIII condujo a la conquista de Nápoles, prepararon, sin duda, con sólida base, la época del verdadero renacimiento militar que España, antes que ningún otro pais, ofreció a la faz del mundo , aplicando los adecuados principios del arte de la guerra, con la utilización acertada de los elementos que constituyen un ejército.