• Asignatura: Religión
  • Autor: b2134747
  • hace 2 años

palablas de la consagracion

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Respuesta dada por: alvarez082004
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Respuesta:

EL SEÑOR ESTÉ CON USTEDES”

Aquí se repite esta frase importante para que nos demos cuenta de la importancia de lo que está a punto de suceder y para que Dios nos de la gracia de comprender este misterio.

“LEVANTEMOS EL CORAZÓN”

San Cipriano decía sobre estas palabras de la Misa al rededor del año 250 d.C.: “Deja que todos los pensamientos carnales y humanos desaparezcan; no dejes que el alma en ese momento piense en otra cosa que el objeto único de su oración”.

“DEMOS GRACIAS AL SEÑOR NUESTRO DIOS”

“Es justo y necesario”, responde la congregación. ¡En verdad! porque a pesar de nuestros pecados y nuestra falta de amor, Cristo se ha entregado por amor a nosotros y se ha quedado en la Eucaristía para nuestra salvación.

“SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR…”

Durante este himno nos damos cuenta de lo que está sucediendo en la Misa. Con las palabras tomadas de las visiones del profeta Isaías (Is 6,3) y de san Juan (Ap 4,8), nos damos cuenta de que los ángeles y santos entonan este himno en el cielo, y nosotros nos unimos a ellos: el cielo y la tierra se unen.

También repetimos las palabras con las que las multitudes recibieron a Jesús en Jerusalén: “¡Hosanna!” (Mt 11,9); estamos recibiendo al Rey que está por hacerse presente en la Eucaristía frente a nosotros.

Consagración

La congregación se hinca cuando el sacerdote impone las manos sobre el pan y el vino pidiendo la efusión del Espíritu Santo sobre esos dones, y dice una oración. Entonces, el sacerdote dice las palabras de consagración: “Tomen y coman todos de él, porque este es mi cuerpo que será entregado por ustedes…”. Lo mismo hace con el vino.

La Misa y la Pascua judía

Pero para entender estas palabras tenemos que verlas a la luz de la Pascua judía, fiesta que conmemoraba la liberación del Pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto (Ex 12). Dios mandó a los israelitas sacrificar un cordero sin mancha, untar su sangre en el marco de su puerta para liberarlos de la plaga y comérselo, junto con pan sin levadura. El cordero, la sangre y el pan eran los elementos principales.

Jesús, el verdadero Cordero

La Última Cena (día en que Cristo pronunció las palabras de consagración que el sacerdote aún recita) se llevó a cabo en el contexto de esta celebración de la Pascua judía (Mt 26,19; Mc 14,16; Lc 22,13). Pero Cristo hizo algo inesperado. Las Escrituras nunca mencionan a un cordero en la Última Cena. En cambio, Jesús habla de su propio cuerpo y de su propia sangre “que será derramada por ustedes”. ¡Jesús se presenta como el verdadero cordero que va a ser sacrificado! El cordero, el pan y la sangre ahora se refieren a Jesús: el cordero sacrificado es él, el pan es su cuerpo y el vino es su sangre. Al hablar de su sacrificio, Jesús está hablando de su muerte en la cruz.

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