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El 17 de enero de hace 200 años, el comandante del Ejército de Los Andes firmó la orden de batalla a su jefe de estado mayor, el brigadier Miguel Estanislao Soler, a quien le indicaba que debía ir a la vanguardia de la columna principal de la fuerza por el Paso de los Patos, en San Juan, que detrás de él iría el escalón del brigadier Bernardo O'Higgins y, por último, seguiría la división al mando del propio jefe de la fuerza.
Soler empezó la marcha hacia la montaña dos días más tarde, pero la orden es el registro oficial de la partida del Ejército Libertador que no detendría el paso emancipador hasta el 9 de diciembre de 1824, cuando los realistas cayeron derrotados en Ayacucho, Perú, la última batalla por la independencia de América del Sur.
La hazaña del cruce de Los Andes no tiene comparación en la historia militar del mundo, ninguno de los antecedentes alcanzó tan altas cumbres (Aníbal, Julio César y Napoleón Bonaparte en Los Alpes y Bolivar en 1819 en Los Andes de la Gran Colombia) y tampoco tuvieron que afrontar escaramuzas bélicas en el trayecto montañoso, como fueron las que protagonizó la fuerza comandada por el Libertador.
San Martín fue el último soldado en partir desde El Plumerillo, el 25 de enero, pero estuvo entre los primeros en llegar al punto de reunión de la fuerza principal, entre el 7 y el 8 de febrero de 1817, en el valle de Aconcagua, previo a la batalla en la cuesta de Chacabuco.
En una carta a Tomás Godoy Cruz, poco antes de partir desde Mendoza, San Martín le decía "ya estamos en capilla... Y sin un solo real estamos en la inmortal Provincia de Cuyo".
El comandante transitó detrás de todo el ejército, de acuerdo con un estilo que había impuesto Napoleón en la campaña a Rusia en 1812.
La seis columnas del Ejército de Los Andes cruzaron la cordillera por el punto más alto de la cadena montañosa: Mendoza, San Juan y La Rioja, en la primera de las cuales está el Cordón del Plata (nieve eterna), donde se levantan el Aconcagua (6.962 msndm), el Mercedario y otros picos, entre los más altos de América.
La cadena de Los Andes estaba abierta al tránsito a pie y a mula entre diciembre y mediados de marzo, verano que no garantizaba que no hubiera temporales de nieve y viento, como fue el que sufrieron las huestes de la columna del coronel Las Heras y la del batallón de Fray Luis Beltrán, que llevaba la artillería pesada por el paso de Uspallata, en Mendoza.
A la altura de Mendoza y de San Juan, la cordillera de Los Andes tiene la particularidad de presentar cuatro cadenas de cerros: el primer cordón es la precordillera, el segundo la cordillera del Tigre, el tercero lleva el nombre de El Espinacito, donde los picos alcanzan la mayor altura y en el cuarto está la divisoria de aguas entre la Argentina y Chile.
El 8 de febrero, al terminar el cruce, cuatro días antes de la batalla de Chacabuco, San Martín le escribió al Director Supremo de las Provincias Unidas, Juan Martín de Pueyrredón -su gran aliado político en esta empresa-: "El tránsito sólo de esta sierra ha sido un triunfo. Dígnese vuestra excelencia figurarse la mole de un Ejército moviéndose con embarazoso bagaje de subsistencia para casi un mes... Por un camino de cien leguas, cruzado por eminencias escarpadas, desfiladeros, travesías, profundas angosturas, cortado por cuatro cordilleras".
Lo que quiso destacar San Martín a Pueyrredón fue el éxito del cruce del Ejército, en una misión que de haber fracasado habría postergado no se sabe por cuánto tiempo la lucha por la independencia americana... Y todavía faltaban librar las batallas, las que definirían la campaña, las que lo convirtieron en el Padre de la Patria.
La aventura del cruce demandó, además, una formidable operación de inteligencia por parte de San Martín, quien en todo momento tuvo presente que si no dividía las fuerzas realistas podía caer en la primera batalla contra los realistas todo el proyecto independentista. Esta acción de combate se la conoce hoy como la Guerra de Zapa (trabajo solapado para conseguir un fin).
Los otros pasos usados por las tropas fueron por el sur de Mendoza: el de San Carlos llevó como jefe al capitán José León Lemos, que transitó por territorio Pehuenche y el del Planchón al mando del capitán de Granaderos a Caballo, Ramón Freire, que traspasó la cordillera con una altura media de 3.800 msndm. Freire partió desde el Plumerillo el 14 de enero. Freire llegó años más tarde a Director Supremo de Chile.
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