(LISTA)
•6 problemas de la ciudades novohispana?
•Y Cuál fue la importancia económica de estas ciudades?
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Respuestas
Respuesta:
El imperio español se ha considerado como un Imperio de ciudades, al igual que en Europa, en América la vida civil y religiosa se desarrolló alrededor de una plaza mayor y calles aledañas. El imperio español y su jornada evangelizadora requería de urbanización, la cual, estaba establecida en las Leyes de Burgos. Así, el 3 de octubre de 1525 es fundada la ciudad de Tlaxcala como sede de las actividades evangelizadoras, políticas, judiciales y administrativas de la provincia novohispana de Tlaxcala cuya organización territorial se estableció en 1540 tomando en cuenta la antigua distribución del gran altepetl que reunía a los cuatro principales altepetl de la República de Tlaxcala. Las mayores fiestas eran: el Corpus (junio), Virgen de la Asunción (15 de agosto), Virgen de Ocotlán (14 de julio) y Virgen de Guadalupe (12 de diciembre); la fiesta per se de fundación de la ciudad era la dedicada a la Virgen de la Asunción debido a que el día 15 de agosto coincidía con la fecha en que se había conseguido la alianza con Hernán Cortés, y por tanto, la Virgen había fungido como custodia de la guerra para terminar con la tiranía de Moctezuma
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México fue un Sagrario construido en el siglo XVIII, siglo durante el que se vivió el gran apogeo de la Consolidación de Nueva España. La Iglesia en esos momentos era un gobierno autónomo que poseía poderes para cambiar las cosas, pues en esos tiempos, la decisión de la Iglesia era inapelable.](no se discutía con la iglesia)
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Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz. Sor Juana fue una de las más grandes reformistas del florecimiento de la cultura en Nueva España en el siglo XVII. Escribió grandes obras y fue plenamente conocida durante esa etapa.
Se conoce como Consolidación de Nueva España al período en el cual la Nueva España alcanzó su madurez y se consolidó como la principal posesión colonial de España;[1] logrando, incluso, un gobierno autónomo y una independencia total de su país compatriota.[1] Sin embargo, durante este período, España comenzó a perder su gran poder hegemónico como potencia mundial, debido a la decaída de su poderío naval, económico y político.[2] Dicha decaída, ocurrida en la segunda mitad del siglo XVII, fue propiciada por el puje de Inglaterra, Holanda y Francia en estos últimos aspectos.[2] A partir de 1665, la flota inglesa se apoderó de puntos estratégicos en el Mar Caribe (como Jamaica y Belice) y se estableció temporalmente en las costas de Tabasco, amenazando al Imperio español.[2] Mientras el poderío español se debilitaba, la Nueva España alcanzaba su madurez y, en la mitad del siglo XVII, se había consolidado ya como la principal posesión colonial de España; logrando una cierta autonomía política y económica respecto a su metrópoli.[1] Siendo así, los criollos novohispanos comenzaron a ocupar cargos administrativos y eclesiásticos de importancia —aunque rara vez los más altos—, lo que los llevó a adquirir un importante poderío económico en el comercio, la minería y las haciendas.[3] Por otro lado, las corporaciones civiles y eclesiásticas más importantes del virreinato, como la audiencia, los cabildos, el Consulado de Comerciantes de la Ciudad de México, la universidad, las órdenes religiosas, los pueblos indios y algunos gremios, afianzaron su preponderancia.[4]
Durante el proceso de consolidación de Nueva España, destacó también un florecimiento cultural que marcó una etapa de apogeo.[2] A lo largo de ese siglo destacaron grandes pensadores, literatos y científicos de la talla de Bernardo de Balbuena (1568-1627), Juan Ruiz de Alarcón (1580-1639), Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) y Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700).[2] En gran medida la cultura alcanzó la cumbre gracias al arraigo y prestigio que habían logrado los diversos colegios administrados por las órdenes religiosas, en especial la de los jesuitas, y a la importancia académica que había alcanzado la universidad.
El poder alcanzado por los criollos novohispanos al iniciar el siglo XVI, así como la consolidación de las corporaciones, el crecimiento económico y comercial, el florecimiento cultural y la estabilidad política interna, fueron factores que otorgaron a Nueva España una determinada autonomía política y económica e incluso cierta grandeza con respecto de una metrópoli en franca decadencia