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Respuesta:
Explicación:
que su hermano Abel. De los grandes patriarcas será José quien
tenga más aceptación en la literatura y David también contará con una
importante recepción. Sansón será otro de esos personajes que dejan
huella y Esther, Judith o Susana se encuentran entre los personajes femeninos de más presencia en la vida literaria. Son a veces personajes en
cierta manera secundarios los que atraen más a la literatura, como puede ser el caso del rey Baltasar dentro del ciclo del profeta Daniel o –ya
que andamos entre profetas– un profeta menor como Jonás (sin querer
entrar en el debate sobre el carácter del libro a él dedicado).
No son sino ejemplos, a los que se podrían añadir otros personajes del Nuevo Testamento, con María, la Madre del Señor, sin duda,
a la cabeza en lo que se refiere a popularidad literaria, que incluso
dará origen a algunos géneros literarios propios y que pervivirá –con
notables composiciones– hasta el siglo XX (y probablemente el XXI,
sin que el autor de estas líneas pueda aducir ejemplos para esto último). La historia de San Juan Bautista es, como se verá con más detalle, otro argumento de alta pervivencia.
No sólo personajes tienen una importante vida literaria, también
algunos de los libros bíblicos resonarán a lo largo de la historia de la
literatura. ¿Qué no se podría decir del Cantar de los Cantares y su influencia tanto en la lírica amorosa como en la mística? ¿Y de los Salmos, cuya presencia en la literatura está tan poco estudiada? Pero es
que estamos hablando también de elementos aislados de la Biblia que
perviven: puede ser la cierva que ansía las fuentes de las aguas3 y que
reaparecerá en la literatura como símbolo del anhelo o puede ser el
hijo pródigo, recogido también por la literatura.
El elenco sería interminable y debería incluir más ejemplos de todas estas menciones. Sin embargo, por no convertir esta exposición
en un largo listado, sólo convendrá insistir en algunos textos para dar
a entender que ese legado no es algo marginal a la cultura europea,
sino que está en su verdadero núcleo, que esas referencias, en parte –es
indudable que también hay referencias más circunstanciales–, ocupan
un lugar central en la historia cultural de Europa.
Se podría empezar con un ejemplo realmente importante: en
1667, John Milton elabora en un largo poema (Paradise Lost) los primeros capítulos del Génesis. El libro va a ser motivo de uno de los
grandes debates literarios en la historia intelectual de Europa4