Explica la crisis de la pandemia y como afecto a tu familia, enfocando una de las características de la escuela económica que se aplica en el Ecuador.
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La pandemia de COVID-19 ha tenido repercusiones devastadoras para cientos de millones de personas del planeta. Sin embargo, los más afectados por la crisis económica ocasionada por la pandemia están siendo los niños y sus familias. Antes de la COVID-19, los niños tenían el doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza extrema. Ahora, el número de niños que vive por debajo del umbral de pobreza de su país podría llegar nada menos que a 117 millones, lo que haría aún más incierto el futuro de 700 millones de niños.
Invertir en los niños y en las familias es invertir en el futuro.
Sin embargo, existe una solución probada que puede proteger a los niños y a las familias de la catástrofe económica, restablecer sus medios de subsistencia y proporcionarles a los niños la estabilidad que necesitan para prosperar: las transferencias en efectivo. Las familias que reciben transferencias en efectivo están más preparadas para obtener comida y acceder a unos servicios de salud ordinarios, así como para mandar a sus hijos a la escuela. Además, tienen menos probabilidades de sufrir estrés debilitante, que puede inducir a la violencia y empeorar la salud mental.
Las siguientes historias de distintas partes del mundo son solo varios ejemplos que demuestran que las transferencias en efectivo están produciendo cambios reales en las vidas de algunos de los niños más vulnerables y sus familias:
Sierra Leona
Isatu está sentada con su hijo Roy en un mercado de Freetown, Sierra Leona.
UNICEF Sierra Leone/2020/Mutseyekwa
Isatu está sentada con su hijo Roy en un mercado de Freetown, Sierra Leona.
Incluso antes de la pandemia, el 66% de los niños de Sierra Leona vivían en la pobreza. Ahora que la economía de millones de familias se ha precarizado aún más, el riesgo de que los niños sufran violencia, abuso y abandono es todavía mayor.
Isatu, una comerciante informal de Freetown, la capital de Sierra Leona, asegura que las ventas se han reducido enormemente desde que empezó la pandemia. “Algunas veces no he tenido dinero suficiente para comprar comida y mis hijos solo han podido alimentarse de papillas de harina de mandioca con azúcar para cenar”.
Un programa de emergencia de transferencias en efectivo impulsado por el gobierno y dirigido a los trabajadores informales de las zonas urbanas ha proporcionado un sustento a las familias que encuentran dificultades para tener con qué alimentarse, como es el caso de Isatu. Las transferencias en efectivo de emergencia la han ayudado a diversificar su negocio, tal y como ella misma explica: ahora, además de materiales escolares, también puede vender jabón en polvo para cubrir las necesidades de su familia.
“Las ventas han mejorado, así que he podido comprar alimentos de mejor calidad para mis hijos” afirma. “Me alegra haber podido [ahorrar algo de dinero para] ayudarlos a preparar el regreso a la escuela en octubre”.
UNICEF y el Banco Mundial están ayudando al gobierno a reforzar los beneficios del programa proporcionándoles a las familias acceso a información y servicios sociales fundamentales para temas como, por ejemplo, la violencia de género.
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