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sistema de partidos colombiano ha sido considerado durante mucho tiempo como uno
de los más estables de América Latina, especialmente respecto del predominio de las organizaciones
partidistas tradicionales que protagonizaron la competencia por el poder desde el siglo XIX. Sin
embargo, a partir de la década de 1990, éste se ha ido modificando como consecuencia de reformas
políticas y electorales, entre otras cosas, que persiguieron el objetivo de incidir en líneas generales en
la configuración de un sistema de partidos cada vez más inclusivo y estable aunque, especialmente,
proclive a la gobernabilidad, donde tuvieran lugar organizaciones partidistas nuevas y tradicionales.
El formato del sistema de partidos colombiano ha cambiado mucho desde principios de
la década de 1990. Para ese momento, todavía funcionaba la dinámica bipartidista –aunque con
partidos internamente muy fragmentados– heredada de la historia política colombiana y afianzada
por el pacto del Frente Nacional. Luego, con el cambio constitucional de 1991, el sistema se abrió
a nuevos competidores, entre los cuales se encontraban nuevos partidos, movimientos políticos y
candidatos independientes. Las reformas que le sucedieron buscaron moderar la altísima fragmen-
tación del legislativo pero también avanzaron en aspectos de democracia interna y transparencia
de las organizaciones y sus estructuras. Sin embargo, algunos de estos avances serán revaluados a
raíz de la decisión del gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010-2014) y la cúpula de las
FARC-EP de sentarse a negociar una salida al conflicto armado interno. En ese sentido, se imponen
debates que parecían saldados y se cuestionan reformas pasadas así como los objetivos que, en el
largo plazo, los habían motivado.
Tomando en consideración este contexto, el presente artículo analiza los cambios que atra-
vesó el sistema de partidos colombiano desde principios de la década de 1990, a la luz de las dife-
rentes reformas institucionales que han tenido lugar desde la promulgación de la Constitución de
1991. Sobre esta base, se interroga sobre los efectos de dichas reformas sobre el sistema de partidos y
los niveles de gobernabilidad y representatividad del sistema y plantea interrogantes sobre las diná-
micas políticas que pueden tener lugar como resultado de las negociaciones de paz en La Habana.
La primera parte describe las diferentes reformas que han tenido lugar desde 1990 y los
cambios que ha sufrido el sistema de partidos, fundamentalmente en términos de fragmentación y
volatilidad de las preferencias, con un énfasis en la competencia que tiene lugar en el nivel nacional.
El segundo apartado analiza la actualidad del sistema de partidos colombiano, en el marco de la
coalición de gobierno creada por el presidente Juan Manuel Santos e integrada por los partidos más
grandes en el legislativo, tanto tradicionales como nuevos. Se observa también la configuración
que puso en evidencia el proceso electoral regional y local de octubre de 2011. Una vez descritas
las principales características de las reformas y sus efectos sobre el funcionamiento del sistema de
partidos –pero también sobre algunos aspectos de las estrategias de los partidos– se problematiza
sobre la relación entre reforma electoral y post conflicto.
El eventual desenlace de las conversaciones de paz del gobierno con la guerrilla de las
FARC, del mismo modo que sucedió en Colombia con los partidos conformados a partir de
grupos guerrilleros –como es el caso de Alianza Democrática-M19 y la Unión Patriótica (UP) en
las décadas de 1980 y 1990– plantea interrogantes sobre el futuro de las instituciones representa-
tivas colombianas y, especialmente, de las reglas que determinan el acceso a los cargos de elección
popular incluida una posible participación de los guerrilleros desmovilizados. En ese sentido, se
arguye que, los objetivos de las reformas anteriores giraban en torno a la apuesta de lograr mayores
niveles de gobernabilidad. Este nuevo contexto, vuelve a poner en debate la necesidad de sacrificar
gobernabilidad por el logro de mayor representatividad. Finalmente, se elaboran unas breves con-
clusiones, con numerosas interrogantes relacionadas, sobre todo, con las posibles consecuencias de
una salida exitosa del conflicto armado interno en términos de representación política