• Asignatura: Castellano
  • Autor: torressotodeiberkale
  • hace 2 años

4. Relee el texto. Encuentra frases que correspondan a las siguientes características del relato fantástico y cópialas.
a) Duda y temor por algo desconocido.
b) Sucesos poco convencionales.
c) Descripción de un personaje fantástico.

Dragón
La noche soplaba en el escaso pasto del páramo. No había ningún otro movimiento. Desde hacía años, en el casco de cielo, inmenso y
tenebroso, no volaba ningún pájaro. Tiempo atrás, se habían desmoronado algunos pedruscos convirtiéndose en polvo. Ahora, solo la noche temblaba en el alma de los dos hombres,
encorvados en el desierto, junto a la hoguera solitaria; la oscuridad les latía calladamente en las venas, les golpeaba silenciosamente en las muñecas y en las sienes.Las luces del fuego subían y bajaban por los rostros despavoridos y se volcaban en los ojos como jirones anaranjados. Cada uno de los hombres espiaba la respiración débil y fría y los parpadeos de lagarto del otro. Uno de ellos atizó el fuego con la espada. (…)
Aguardaron largo tiempo, pero solo sintieron el temblor nervioso de la piel de los caballos, como tamboriles de terciopelo negro que repicaban en las argollas de plata de los estribos, suavemente, suavemente.
-Ah… -el segundo hombre suspiró-. Qué tierra de pesadillas. Alguien apaga el sol; es de noche. Y entonces, ¡oh, ¡Dios, escucha! Dicen que este dragón tiene ojos de fuego y un aliento de gas blanquecino; arde en los páramos oscuros. Corre echando rayos y azufre, quemando el pasto. (…) ¿Cuántos caballeros, pregunto yo, habrán perseguido al monstruo y habrán fracasado, como fracasaremos también nosotros? (…)
-No, no –murmuró el segundo hombre con los ojos cerrados-. En este páramo no hay Tiempo, solo Eternidad. Pienso que, si volviéramos atrás, el pueblo habría desaparecido, la gente no habría nacido todavía, las cosas estarían cambiadas, los castillos no tallados aún en las rocas, los maderos no cortados aún en los bosques; no preguntes cómo sé; el páramo sabe y me lo dice. Y aquí estamos los dos, solos, en la comarca del dragón de fuego. ¡Que Dios nos ampare!
- ¡Si tienes miedo, ponte tu armadura!
- ¿Para qué? El dragón sale de la nada; no sabemos dónde vive. Se desvanece en la niebla; quién sabe a dónde va. Ay, vistamos nuestra armadura, moriremos ataviados.
Enfundado a medias en el corselete de plata, el segundo hombre se detuvo y volvió la cabeza. (…)
El viento era mil almas moribundas, siempre confusas y en tránsito, una bruma en la oscuridad; y el sitio no era sitio para el hombre y no había año ni hora, solo dos hombres en un vacío sin rostro de heladas, súbitas, tempestades y truenos blancos que se movían detrás de un cristal verde; el inmenso ventanal descendente, el relámpago. Una ráfaga de lluvia anegó la hierba; todo se desvaneció. No hubo más que un susurro y los dos hombres que aguardaban a solas con su propio ardor, en un tiempo frío.
-Mira… -murmuró el primer hombre-. Oh, mira, allá.
A kilómetros de distancia, precipitándose, un cántico y un rugido: el dragón. Los hombres vistieron las armaduras y montaron los caballos. Un monstruoso ronquido quebró la medianoche desierta y el dragón, rugiendo, se acercó más. La deslumbrante mirilla amarilla apareció detrás de un cerro y desplegando un cuerpo oscuro, lejano, impreciso, pasó por encima del cerro y se hundió en un valle. (…)
En este instante, el dragón rodeó un cerro. El monstruoso ojo ambarino se clavó en los hombres, iluminando las armaduras con destellos y resplandores bermejos. Hubo un terrible alarido quejumbroso y, con ímpetu demoledor, la bestia prosiguió su carrera. (…)
La lanza golpeó bajo el ojo amarillo sin párpado y el hombre voló por el aire. El dragón se le abalanzó, lo derribó, lo aplastó y el monstruo negro lanzó al otro jinete a unos treinta metros de distancia, contra la pared de una roca.
Gimiendo, gimiendo siempre, el dragón pasó, vociferando, todo fuego alrededor y debajo: un sol rosado, amarillo, naranja, con plumones suaves de humo enceguecedor.
-¿Viste? –gritó una voz-. ¿No te había dicho?
-¡Sí! ¡Sí! ¡Un caballero con armadura! ¡Lo atropellamos!
-¿Vas a detenerte?
-Me detuve una vez; no encontré nada. No me gusta este páramo. Me pone la carne de gallina. No sé qué siento.
-Pero atropellamos algo.
El tren silbó un buen rato; el hombre no se movió. Una ráfaga de humo dividió la niebla.
-Llegaremos a Stokel a horario. Más carbón, ¿eh, Fred?
Un nuevo silbido, que desprendió el rocío del cielo desierto. El tren nocturno, de fuego y furia, entró en un barranco, trepó por una ladera y se perdió a lo lejos sobre la tierra helada, hacia el norte, desapareciendo para siempre, dejando un humo negro y un vapor que pocos minutos después se disolvieron en el aire quieto.


porfavooooooooooooooooooooooor es para hoy .

Respuestas

Respuesta dada por: mariomaximilianopera
3

Explicación:

es la a)duda y temor por lo desconocido


cruzcalleuem2021: nvbvur
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