Caracterice a un personaje famoso de cualquier area de manera prosografica y etopeya. Tiene la opcion de hacerlo de forma satirica, laudatoria o normal.
Doy coronita pls
Respuestas
Respuesta:
. Ropa
A menos que la moda sea muy importante en el desarrollo de la trama, no conviene detenerse a describir de forma prolija lo que visten nuestros personajes. En lugar de ello, podemos incluir pequeños detalles sobre su vestuario durante el desarrollo de la acción o en las acotaciones de los diálogos.
Ejemplo: en vez de «Para asistir a la cena, Ana llevaba una blusa azul de seda y una falda ajustada negra», podemos incluir ese detalle dentro de la acción: «La salsa, servida sin cuidado, salpicó la blusa azul de seda de Ana y se deslizo hasta su falda.»
2. Rasgos físicos
A la hora de hacer descripciones de personajes, no es necesario describir de arriba abajo su cuerpo o su aspecto, ni siquiera de los protagonistas. Basta con incluir un par de rasgos físicos relevantes que proporcionen al lector los datos necesarios para saber quién es el personaje.
Ejemplo: un par de rasgos bien elegidos pueden decir mucho sobre la personalidad del personaje que describen.
La frase «Ana recogió su cabello bien cuidado en una coleta que dejaba al descubierto las pequeñas perlas de sus pendientes», describe a una mujer sofisticada, probablemente profesional y madre de familia.
Mientras «Ana se enfundó en unos estrechísimos pantalones y añadió más fijador a su pelo para asegurarse de que se mantenía de punta», nos describe a una mujer absolutamente diferente: joven, rebelde, iconoclasta.
3. Carácter
Mejor que especificar en una larga relación cómo es el carácter de nuestros personajes, enseñémoselo al lector mediante sus actitudes, gestos, palabras y acciones a lo largo de la narración.
Ejemplo: en vez de «Ana era una mujer nerviosa», démosle al lector señales de ello a lo largo de la narración: «Mientras esperaba el autobús, Ana se mordía las uñas».
Más adelante: «A Ana le costaba conciliar el sueño, en cuanto se tumbaba en la cama empezaba a darle mil vueltas a los acontecimientos del día y programar lo que debía hacer al día siguiente».
Después: «Ana había empezado a fumar de muy joven y, en situaciones de estrés, encendía un cigarrillo tras otro sin pausa.»