• Asignatura: Arte
  • Autor: luiaecas29
  • hace 2 años

La influencia entre la actuacion
en élecirco y en el teatro​

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Respuesta dada por: valeadoreherults
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Ojalá te sirva <3

Explicación:

Definición: ¿misión imposible?

Le Petit Robert (1985), uno de los diccionarios más conocidos y mejor distribuidos en lengua francesa, define el circo, primero, como un "recinto donde los romanos celebraban los juegos públicos"; luego, como un "tipo de teatro circular dónde tienen lugar los ejercicios de equitación, domesticación, equilibrio y exhibiciones" y, por último, en una acepción figurativa, como una "actividad desordenada".

Una versión reciente de la Enciclopedia Universalis (2007) nos ofrece, por su parte, definiciones de circo referidas a un lugar "donde tenían lugar espectáculos antiguos" o donde "se dan espectáculos deportivos o acrobáticos". Finalmente, inserta una nueva acepción del circo como "compañía que da espectáculos" y lo designa como "lugar de confusión y desorden".

En general, ninguna de las acepciones lleva a un género artístico o a un conjunto de disciplinas físicas de tipo artístico. Probablemente, la propensión del circo para mezclar los géneros nos conduce a problemas en su definición, o nos impele a conjurar el riesgo del desorden inherente al circo, encerrándolo como teatro en un lugar. Todo un contrasentido porque, en realidad, el circo es, ante todo, emblemático de lo itinerante. Un "objeto" que parece dotado de un poder de escape que desafía cualquier ambición de definición o límite.

No obstante, intentaremos saltar este obstáculo conforme a una regla prevaleciente en el mundo del circo, aunque el empleo del singular puede desviarnos, ya que las artes de la pista se conjugan en plural y se refieren a una multitud de prácticas y representaciones. Tanto el letrero de la carpa más grande del mundo, la compañía itinerante, como aquel del artista que produce su número para algunos paseantes, pueden reivindicar de manera legítima su pertenencia al mundo del circo.

¿Una diversión popular?

En el imaginario colectivo, en el cual se tejen los hilos entre las palabras y las cosas, el circo se asocia con la proeza corporal, con elementos cómicos y con un modo normal de vida con su cortejo de carrozas o, en su versión más moderna, de camiones y caravanas. A partir de este conjunto de imágenes podríamos definir el circo como una diversión popular un poco antigua y generalmente itinerante que, en el centro de un "círculo inmutable", convoca emociones fuertes que van de la risa al pavor.

Esta imagen, positiva e ingenua, no toma en cuenta el reconocimiento del circo como arte mayor. Su peligro es atraernos enemistades en un medio al que le gusta exhibir las distinciones que lo señalan como "artes de la pista"2. En este mundo, que otorga una gran importancia a la imagen, el artista no está muy lejos de ser considerado como el miembro de una casta superior que no puede ser clasificado en la categoría inferior de bufón público. El entusiasmo por el artista manifiesta también la tendencia más general de una sociedad en la que la imagen "se convierte en el artesano principal de las construcciones de lo real" (Balandier, 1992, p.146) y que considera el arte como proveedor de sentido y sueño.

Reconocido el circo como constelación de artes de la pista, sólo nos queda cuestionar su calificación popular. Barbey d'Aurevilly (citado por Bash, 2002, pp. 162-163) anotaba:

El circo no sólo es un teatro popular, el más popular de los espectáculos. Es también el más aristocrático y el más heroico, el único teatro donde la perfección es la regla. En los otros teatros se puede omitir ¡y Dios sabe cuanto se omite! Pero en el circo, donde el arte tiene la dignidad del peligro, si el actor o la actriz -cuya persona es todo el papel y hasta toda la obra- no están seguros de sí mismos, si hacen un mal movimiento, si se distraen, un instante de olvido, una lasitud, ¡se pueden romper! El cuerpo, como los espíritus, tiene sus gazapos y los paga de una manera terrible... En el circo, la mediocridad está amenazada con romperse el cuello, ¡que perspectiva tan deliciosa!

El circo es entonces un arte aristocrático y popular a la vez. Hace compatibles dos nociones que, en general, se excluyen. Al momento de su creación, a finales del siglo XVIII, el circo moderno atrae un público de aristócratas y burgueses, pero con el paso de los siglos siguientes y de su difusión geográfica, se abrirá a un abanico muy amplio de categorías sociales.

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