Don Diego. Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarle a que desmienta y
oculte las pasiones más inocentes con una perfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte
de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus
inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la
sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a
pronunciar cuando se lo mandan un sí perjuro, sacrilego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama
excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.
Doña Francisca. Es verdad... Todo eso es cierto... Eso exigen de nosotras, eso aprendemos en la escuela que se nos da...
Pero el motivo de mi aflicción es mucho más grande.
Fernández de Moratín, L. (1999). El si de las niñas. Barcelona, España: Espasa Libros
2.- Explica la relación que existe entre los personajes y en qué contexto se realiza el diálogo.
CASILDA Y COMENDADOR:​

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Respuesta dada por: alicianarcizovereau
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