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Respuesta:Luego de la derrota de la propuesta oficialista en el plebiscito de 1980, la elección interna de 1982 había definido claramente las mayorías adentro de los dos partidos tradicionales en Uruguay, con el wilsonismo en el nacionalismo y el Batllismo Unido en el Partido Colorado. Pero había asumido la presidencia el general Gregorio Álvarez y era evidente su actitud hostil a la salida buscada, perturbándola con constantes provocaciones, como cierres de periódicos o prisiones de dirigentes.
Entre mayo y julio habían transcurrido las reuniones del Parque Hotel, frustradas por la intransigencia militar, que llevó a los partidos opositores a declarar clausurada la negociación. Son públicas las actas de esas reuniones, documento que explicita claramente las posiciones de cada parte.
Es en ese contexto, de creciente presencia opositora, que se produce el acto memorable, cuya gestación bueno es recordar.
Nos reuníamos habitualmente en la casa de don Juan Pivel Devoto, en la calle Ellauri 484, un grupo de dirigentes blancos y colorados: el dueño de casa, Dardo Ortiz, Fernando Oliú, nacionalistas, y Jorge Batlle, Enrique Tarigo y yo, colorados. En ocasiones, asistían otros amigos. Imaginábamos estrategias, analizábamos los acontecimientos, que ya iban creciendo en importancia, y es en ese contexto que —una cierta tarde— Jorge Batlle propone pedir permiso para hacer un acto el último domingo de noviembre de 1983, un año exacto antes de la fecha que, según el cronograma propuesto, debería ser la elección. Naturalmente, ese cronograma pendía de un hilo y nadie tenía la certeza de si se iba a cumplir.
Explicación: