Respuestas
Respuesta:Los animales salvajes del trópico sufren seis veces más los efectos de la deforestación que los de climas temperados. Mientras estos últimos se han adaptado a eventos frecuentes como incendios o huracanes, los cambios en el hábitat tropical –recientes y causados por el ser humano–, ha tomado por sorpresa a su fauna.
Explicación:Como los mexicanos saben que su territorio se mueve, están preparados para evacuar edificios y ponerse fuera de peligro en el menor tiempo posible. No pasa lo mismo con los ciudadanos de otras ciudades donde nunca tiembla; y el día que ocurre un sismo, muy probablemente se genera caos porque no saben cómo actuar.
Un reciente artículo publicado en la revista Science encontró que con los animales sucede algo similar: aquellos que viven en bosques con climas de estaciones, en Estados Unidos por ejemplo, están acostumbrados a los incendios de California o a los huracanes de la costa este y han desarrollado formas de adaptarse a este tipo de eventos puntuales que ocurren con cierta frecuencia.
Los ecólogos los llaman ‘regímenes de disturbio’, y los animales que viven en ambientes con estos regímenes tienden a adaptarse mejor a la transformación actual de los bosques por acciones humanas. En cambio en los trópicos, en Colombia por ejemplo, los grandes disturbios naturales no son tan sistemáticos por lo que los animales silvestres viven en ambientes históricamente más estables, y cualquier cambio en su hábitat los toma por sorpresa. Difícilmente se adaptan a los ambientes creados por el ser humano y lo que sucede es que fácilmente entran en la categoría de especies amenazadas o en vía de extinción.
Luego de analizar 73 bases de datos de estudios de campo en ecosistemas transformados, en las que están descritas 4.489 especies animales –artrópodos, aves, reptiles, anfibios, y mamíferos–, los investigadores concluyeron que mientras más cerca esté un bosque a la línea ecuatorial su fauna silvestre sufre seis veces más los cambios en su hábitat, y por tanto no tienen capacidad de reaccionar ante el rápido crecimiento de la frontera agrícola.