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Representantes de las comunidades de la región de La Mojana llegaron a Bogotá para compartir sus experiencias en el evento “Mojana la tierra prometida visita Bogotá”, donde el país conoció el proyecto de adaptación al cambio climático que es implementado en los municipios de Ayapel, San Marcos y San Benito Abad.
El proyecto que es liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible e implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con recursos del Fondo de Adaptación del Protocolo de Kioto, hoy permite catalogar a la región como un ejemplo, así lo aseguró Mariana Rojas Laserna, directora de Cambio Climático y Gestión del riesgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible: “Se ha generado mucha información y creo que es uno de los temas más valiosos que deja el proyecto en términos de escenarios de cambio climático, modelos hidrodinámicos, modelos hidrológicos y meteorológicos y cómo, todo esto le permite al país y a la región tomar decisiones frente a medidas que se deban tomar para reducir la vulnerabilidad a cambio climático”.
Por su parte, Jimena Puyana, jefe del área de ambiente y desarrollo sostenible del PNUD se refirió a lo aprendido en adaptación a través del proyecto: “ese enfoque de adaptación basado en ecosistemas y en comunidades empieza a tener una fuerte implementación en La Mojana y se están dejando lecciones para otras partes; no solo para el país, si no para el mundo entero sobre cómo nosotros deberíamos trabajar en la adaptación al cambio climático”.
La Mojana es una zona de humedales productivos que tiene la función ambiental de regular los cauces de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge para amortiguar las inundaciones y facilitar la decantación y acumulación de sus sedimentos. Este ecosistema es indispensable para la regulación ambiental y el equilibrio ecológico de la Costa Caribe y del país, por eso está dentro de las prioridades del Gobierno Nacional.
Actualmente y como resultado del proyecto, las comunidades cuentan con 9 estaciones hidrológicas, 2 hidroclimatológicas y 1 perfilador de medición de corrientes, además de 14 estaciones limnimétricas que permiten el monitoreo del nivel de los caños y ríos.
Además se crearon 14 comités comunitarios para el monitoreo del Sistema de Alertas Tempranas articulados con las oficinas municipales del gestión del riesgo. También se dejaron instaladas capacidades comunitarias para la restauración de los ecosistemas, a través del establecimiento de viveros y el rescate y recuperación de semillas nativas. Fueron priorizados cinco caños para el proceso de limpieza y recuperación de la capacidad hídrica natural.
A este tema se refirió Nelson Omar Vargas Martínez, subdirector de Hidrología del Ideam, quien destacó la participación de la entidad en los procesos de monitoreo y modelación hidraúlica y cómo esto permitió consolidar el centro de pronóstico de La Mojana, con sede en San Marcos, el cual facilita “que los habitantes de la región (campesinos, agricultores, pescadores, etc.) tengan información aplicada del pronóstico”, todo esto clave en el sustento de estas comunidades.
Corpomojana será la encargada del sistema de alertas tempranas para la región, que permitirá reaccionar de mejor forma a los impactos del cambio climático. El proyecto beneficia a 2000 familias con huertos adaptados familiares y con cultivos de 800 ha de arroz criollo, 400 ha de maíz, 14,5 ha de plátano, 20 ha de yuca y 200 ha de frijol, lo que ha contribuido a resolver sus necesidades básicas alimentarias.
Fredy Alberto Salgado, habitante del corregimiento de Cecilia, en el municipio de Ayapel, destacó lo aprendido en el marco del componente de seguridad alimentaria del proyecto: “Anteriormente nosotros sembrábamos el ají, la habichuela y la berenjena en suelo plano. Ya hoy en día si es época de invierno nosotros los levantamos en riata y en época de verano las hacemos en el suelo. Contamos con sistema de riego, con una planta solar, energía eléctrica y contamos con una motobomba que nos ha dado muchas bendiciones”.
Las comunidades además tienen tres molinos arroceros instalados y en funcionamiento, cada uno con una plancha de secado y un sistema eléctrico propio, un proyecto de cría de peces en estanque y 250 hectáreas con sistemas agrosilvopastoriles.
Cerca de 517 familias, 14 escuelas/centros de desarrollo infantil cuentan ahora con el apoyo de un sistema de captación de agua lluvia para viviendas y filtros para mejorar calidad de agua.
Así mismo se han fortalecido las capacidades de las comunidades e instituciones de la región a través de la formación de promotores rurales y servidores públicos en adaptación al cambio climático, en asocio con las universidades locales e incidiendo en los instrumentos de planeación del desarrollo y ordenamiento territorial, con consideraciones de cambio climático.