• Asignatura: Biología
  • Autor: batteaguileraroquejo
  • hace 2 años

fase aguda y fase Crónica de la leishmaniasis​

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Hay tres formas principales de leishmaniasis: visceral (la forma más grave de la enfermedad, a menudo conocida como kala-azar), cutánea (la más común) y mucocutánea. La leishmaniasis es causada por parásitos protozoarios, transmitidos por la picadura de flebótomos hembra infectados.

Explicación

 

Región de Asia Sudoriental

La leishmaniasis visceral es la principal forma de la enfermedad en esta región, donde la forma cutánea es también endémica. Es la única región donde hay una iniciativa para eliminar la leishmaniasis visceral como problema de salud pública. En 2018 hubo menos de 5000 casos en la región, el número más bajo del que se tiene constancia. La región está preparada para alcanzar ese objetivo, y los países se proponen que la OMS valide la eliminación para 2023.

Leishmaniasis dérmica poskala-azar

La leishmaniasis dérmica poskala-azar es una secuela de la leishmaniasis visceral. Se caracteriza por una erupción macular, papular o nodular, generalmente en la cara, los brazos, el tronco y otras partes del cuerpo. Esta forma está presente sobre todo en África oriental y el subcontinente indio, donde entre el 5% y el 10% de los pacientes con kala-azar presentan la enfermedad.

La leishmaniasis dérmica poskala-azar generalmente aparece entre seis meses y un año o varios años después de la curación aparente del kala-azar, aunque también puede presentarse antes. Se considera que las personas afectadas por la leishmaniasis dérmica poskala-azar son una fuente potencial de infección por Leishmania.

Coinfección por Leishmania y VIH

Las personas coinfectadas por Leishmania y VIH tienen grandes probabilidades de padecer la forma completa de la enfermedad y elevadas tasas de recidiva y mortalidad. El tratamiento antirretrovírico reduce el avance de la enfermedad, retrasa las recidivas y aumenta la supervivencia de los pacientes infectados. Se han descrito tasas elevadas de coinfección por leishmania y VIH en el Brasil, Etiopía y el estado indio de Bihar.

Principales factores de riesgo

Condiciones socioeconómicas

La pobreza aumenta el riesgo de contraer leishmaniasis. Las viviendas precarias y las deficiencias de saneamiento de los hogares (por ejemplo, la ausencia de sistemas de gestión de residuos o el alcantarillado abierto) pueden promover el desarrollo de los lugares de cría y reposo de los flebótomos y aumentar su acceso a la población humana. Los flebótomos se ven atraídos por el hacinamiento, puesto que constituye una buena fuente de ingesta de sangre. Ciertas pautas de comportamiento humano (por ejemplo, dormir a la intemperie o en el suelo) pueden aumentar el riesgo.

Malnutrición

Las dietas bajas en proteínas, hierro, vitamina A y zinc aumentan el riesgo de que la infección evolucione hasta su forma completa.

Movilidad de la población

Las epidemias de las formas cutánea y visceral a menudo se asocian con la migración y el desplazamiento de personas no inmunizadas a zonas donde ya existen ciclos de transmisión. La exposición en el trabajo y el aumento de la deforestación siguen siendo factores importantes.

Cambios ambientales

La incidencia de la leishmaniasis puede verse afectada por cambios en la urbanización y la incursión del ser humano en zonas boscosas.

Cambio climático

La leishmaniasis es sensible a las condiciones climáticas, dado que el clima afecta en varios aspectos a su epidemiología:

los cambios de temperatura, precipitaciones y humedad pueden tener efectos importantes en los vectores y los reservorios, al alterar su distribución e influir en las tasas de supervivencia y el tamaño de la población;

las pequeñas fluctuaciones en la temperatura pueden tener un acusado efecto en el ciclo de desarrollo de los promastigotes de Leishmania en los flebótomos y permitir que el parásito se transmita en zonas donde la enfermedad no era endémica;

las sequías, las hambrunas y las inundaciones pueden desembocar en desplazamientos masivos y la migración de personas hacia zonas de transmisión de la leishmaniasis, y la nutrición deficiente puede debilitar la inmunidad de las poblaciones afectadas.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la leishmaniasis visceral se realiza mediante la combinación de un examen clínico con pruebas parasitológicas o serológicas (como pruebas de diagnóstico rápido). Las pruebas serológicas tienen un valor limitado en las leishmaniasis cutánea y mucocutánea, formas cuyo diagnóstico se confirma cuando los análisis parasitológicos corroboran las manifestaciones clínicas.

El tratamiento de la leishmaniasis depende de varios factores, como la forma de la enfermedad, las afecciones concurrentes, la especie del parásito y la ubicación geográfica. Se trata de una enfermedad que se puede tratar y curar, pero para ello es necesario un sistema inmunitario competente, dado que los medicamentos, por sí solos, no son capaces de eliminar el parásito del organismo. De ahí el riesgo de recidiva en caso de inmunodepresión.

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