• Asignatura: Historia
  • Autor: a1802010051
  • hace 2 años

que movimientos sociales que ocurrieron en mexico durante el periodo de 1950 a 1975

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Respuesta dada por: hilaryvelasco24682
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Respuesta:

En México, el movimiento social de los estudiantes de educación media y superior en 1968 condensa un proceso de cambios estructurales y sistémicos iniciados a finales de la década de 1950. A pesar de que los procesos son un continuum en el tiempo social, siempre desembocan en fechas, en años densos, en tiempos concentrados que quiebran los siglos en años y sobre los cuales se levantan sus mitos.

El siglo corto que fue el XX (Hobsbawm, 1998: 15-21), ése que empieza en 1914 y termina en 1989, en esa intensidad de 77 años que inicia con la Gran Guerra y sus horrores y continuaría dibujando su rostro con desmesura y atrocidades, destruyendo individuos, grupos y naturaleza, es el siglo de masas y de horrores masivos. Años de lo incierto que terminarán en lo insólito, en la caída de un muro edificado sobre el exceso y el control, cuyo derrumbe aplastara a los dos bloques que le servían de cimientos. Bloques armados desde la guerra y para la batalla, que dieron forma a la Guerra Fría con fronteras calientes y en la cual los grupos de poder militar de ambos lados (los llamados “halcones”) llegaron a acumular 30 mil cabezas nucleares (Nouschi, 1999: 295) (con 10% hubiera sido suficiente para extinguir el planeta), confirmando el sino del siglo XX como el siglo de la guerra industrializada.

El bloque comunista se armó para la guerra y cayó sin un disparo, sin ninguna batalla, lo absorbió el hueco que llevaba dentro, oquedad horadada en su interior por la nomenklatura que durante 70 años de ceguera, de autorreferencialidad dogmática y de complicidad burocrática se mantuvo montada sobre el terror. Élite que fue incapaz de ver y oír lo que desde 1956 le gritaban los estudiantes desde Budapest -e incluso antes- hasta 1968 en Berlín y la “Primavera de Praga”. Sorda, como todas las élites que heredan y se reparten las instituciones sin ganarlas todos los días en la búsqueda de la legitimidad con el ejercicio del gobierno, sin acreditarse socialmente y recurriendo cada vez más a la violencia de Estado como uso único -y no extremo-, sólo para desgastar a las instituciones frente a la sociedad.

Veinte años después, el peso de los desoídos tumbará los muros y enterrará las utopías muertas, haciendo inútiles, en la representación social para el gobierno del Estado, a los partidos únicos, monopólicos y excluyentes, no competitivos entre iguales. Entre 1988 y 1989 será imposible contener dentro de un régimen político vertical la efervescencia de lo que ya cambió: lo nuevo de la sociedad que se mostró en 1968 al confrontar el pasado político en el ejercicio del poder institucional, contestación que se consolidó en las dos décadas siguientes, al emerger nuevas formas de organización civil y política, dando los contenidos de la democracia posible. Se inicia el cambio, el tránsito: “la transición”.

El 68 mexicano fue, como los otros nueve movimientos sociales con actores políticos estudiantiles,1 el punto de llegada y de partida: uno de los quiebres significativos del intenso siglo XX cuyos efectos permanecerán durante los siguientes 30 años. Este movimiento social tuvo como constantes la crítica y la contestación a las formas de autoridad social y política establecida, y como sentido de la acción política, un llamado a la libertad y su necesario contenido utópico, el llamado joven que produjo la respuesta violenta: la represión del gobierno. La respuesta violenta en contra de los jóvenes estudiantes fue la acción de gobierno que detona el movimiento social, violencia que se mantiene como la constante a lo largo del movimiento hasta el final, con la masacre escenificada en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. La violencia como respuesta política que detona el movimiento social y lo reproduce a lo largo del tiempo político construye la evidencia de un régimen de gobierno que ha agotado la política, la negociación y la necesidad del consenso social que lo sustenta.

A partir de 1970, el nuevo gobierno de Luis Echeverría Álvarez, quien fuera Secretario de Gobernación del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, promovió lo que llamó la “apertura democrática”, que derivó en la democracia restringida y regulada en el sistema político de partidos, con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como partido hegemónico a lo largo de 30 años, y que dejaría de serlo hasta el 2000, cuando por primera vez pierde la Presidencia de la República, culminando así uno de los objetivos de la transición democrática iniciada en 1994.

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