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Respuesta:
espero que te sirva
Explicación:
El que un Gobierno pierda una votación en el Parlamento no es precisamente una situación apocalíptica, y sólo es nuestra total ausencia de reflejos democráticos lo que puede hacérnoslo ver así. Sólo los Gobiernos autoritarios y totalitarios no pierden nunca votaciones ni dentro ni fuera de sus hemiciclos de incondicionales. Un Gobierno democrático puede gobernar en minoría y gobernar bien durante mucho tiempo en un país realmente democrático. No es una situación ideal, pero dista mucho de ser dramática. A veces es lo único posible o lo mejor, y la política auténtica busca lo posible y lo que en cada momento es mejor. Pero lo que ocurre es que entre nosotros todavía nos encontramos en un estadio de democracia in faciendo, y las simples costuras nos producen llagas, como a los no habituados a cabalgar. Y otra cosa todavía nos ocurre: que la clase política no progresa gran trecho en el aprendizaje de sus responsabilidades y que de nuevo UCD muestra un rostro de frivolidad e inconsciencia que a estas alturas ya no debería permitirse. (...) 14 de marzo
La actual crisis de la democracia no se parece a las anteriores «olas» de retroceso democrático. Más de la mitad de los países del mundo siguen siendo democracias. Además, en comparación con anteriores periodos históricos de retroceso democrático, el cambio a escala global ha sido lento y cuantitativamente modesto1. Sin embargo, la crisis es real. A pesar de que pocos regímenes democráticos pasaron a ser autocracias, muchas más democracias están afectadas por la erosión gradual y por procesos de «autocratización»2, que alcanzan incluso a algunas de las democracias más antiguas y pobladas del mundo3. En muchos casos, este retroceso gradual es provocado por los propios líderes elegidos democráticamente. Los líderes del Poder Ejecutivo se vuelven una amenaza autocrática cuando para mantenerse en el poder intentan restringir libertades, así como debilitar sistemas de control políticos y administrativos. A diferencia de los periodos previos de retroceso democrático que se registraron en Europa entre las guerras mundiales y a escala global durante la Guerra Fría, hoy la amenaza principal para la democracia no está constituida por la polarización ideológica de la población, las elites tradicionales que intentan proteger sus privilegios o los militares4. En el mundo contemporáneo, la mayor amenaza para la democracia proviene de los líderes elegidos bajo reglas de juego democráticas, algunos de los cuales buscan apropiarse gradualmente de poderes cada vez más amplios. Estos líderes no solo llegan al gobierno y se mantienen en él mediante elecciones, sino que además utilizan el apoyo popular para ampliar sus poderes. Paradójicamente, instrumentalizan el proceso electoral para desmantelar las normas e instituciones que permiten que las elecciones sean justas y libres. En algunos casos, como en Venezuela o Turquía, los abusos del gobierno llegan a tal punto que a pesar de tener elecciones que pueden incluso ser competitivas, el régimen político termina siendo fundamentalmente autocrático.