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Lo primero que debemos asumir es que esta pandemia del coronavirus Covid-19, aunque no es la primera a la que hemos tenido que enfrentarnos, tiene algunas características únicas, como son la velocidad de su transmisión y su alta letalidad especialmente en los grupos de riesgo. La concentración de la población en las áreas urbanas y la necesidad de los desplazamientos ha permitido que, desde un primer infectado en China hace solo unos meses, el virus haya podido llegar en muy poco tiempo, prácticamente en todos los países del mundo.
Una expansión que ha contaminado, en el momento de escribir este artículo, a más de 600.000 personas y matando a más de 32.000. Unas cifras que sin duda se incrementarán exponencialmente en las próximas semanas, cuando la epidemia afecte a grandes países donde la pandemia no ha hecho más que empezar. La alta mortalidad del virus en personas mayores o con patologías previas tiene una gran incidencia en la atención de los mismos en los hospitales, al requerir su ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, cuyas infraestructuras no han sido diseñadas para esta eventualidad.
Tras la pandemia de la gripe en 2009 y posteriormente del ébola (2014-2016), desde los organismos internacionales se dieron las voces de alarma y personajes tan conocidos como Bill Gates en 2015 ya anunciaron que serían los virus y no la guerra, los que traerían en el futuro el caos en el mundo. Muchos expertos, entre ellos los del The Global Preparedness Monitoring Board, GPMB, formado por expertos de la O.M.S. y el Banco Mundial, que, reunidos en octubre de 2019, anunciaban la poca preparación que tenemos a nivel global para prevenir las posibles futuras pandemias.
La adaptación al futuro de cualquier proyecto y la gestión desde el sistema sanitario de la presente pandemia de coronavirus es el gran reto global con el que debemos enfrentarnos y debe basarse en tres vectores: anticipación para detectar el mismo, flexibilidad para poder adoptar medidas lo más eficientes posibles y prudencia para poder aplicarlas adecuadamente con la necesaria proporcionalidad.
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