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Latinoamérica es hogar de una gran variedad de plantas, animales y formas de vida. De hecho, América Latina es una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), alrededor del 60 por ciento de la vida terrestre mundial y diversas especies marinas y de agua dulce se pueden encontrar en América Latina y el Caribe. Proteger la biodiversidad de América Latina es clave para alcanzar los objetivos climáticos mundiales.
América Latina alberga tres de los cinco principales países con mayor cantidad de aves, anfibios, mamíferos, reptiles, peces y plantas. La región amazónica en sí alberga el 10 por ciento de la biodiversidad del mundo. Y estas son solo las especies conocidas; investigadores estiman que hay al menos tres veces más especies de plantas en la Amazonía que las que se conocen actualmente. Si bien la Amazonía es quizás la región biodiversa más reconocida, el resto de América Latina, desde las escarpadas montañas de la Patagonia o los pastizales del Desierto Chihuahuense, hasta el arrecife de coral mesoamericano repleto de peces y especies marinas, es extremadamente importante para la biodiversidad global.
Lamentablemente, ha habido una rápida disminución en la abundancia de especies y las tasas de extinción continúan en aumento, atribuible en parte a la pérdida de hábitat, la expansión e intensificación agrícola, y una alta dependencia de los recursos naturales que conduce a impactos como la eliminación de la vegetación y la contaminación del agua y el suelo. La contaminación atmosférica local e internacional causan preocupación ambiental y se han observado impactos del cambio climático en los arrecifes de coral. La vida marina también está amenazada; la pesca ilegal, la sobrepesca y la contaminación son problemas comunes en las aguas de Sudamérica.
Sin embargo, el UNEP también señala algunas formas importantes en que los países latinoamericanos han innovado para proteger la biodiversidad. Entre ellos, la región ha implementado una variedad de enfoques de desarrollo sostenible con bajas emisiones de carbono, aumentando la cobertura de áreas protegidas y limitando el comercio ilegal de la vida silvestre.
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