Cómo eran las armas utilizadas en la batalla de carabobo?
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Fusiles, carabinas, pistolas, lanzas y cañones fueron las armas utilizadas entre bando y bando que al final, después de tantos años de enfrentamientos, terminó en una guerra cuerpo a cuerpo.
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Prensa UMC- Durante la guerra de independencia en Venezuela, hubo muchas dificultades para conseguir que los fabricantes y vendedores internacionales, vendieran armas de guerra a los independentistas. Hubo que recurrir desesperadamente, a varios métodos ingeniosos para conseguirlas: comprarlas a contrabandistas, robarlas en depósitos de armas enemigos, quitarlas a combatientes caídos en combate del bando oponente, o inventarlas, como fue el caso de las temibles lanzas usadas por las tropas patriotas ecuestres.
La falta de armas de fuego fue uno de los factores que más influyó, en ese entonces, en el establecimiento de la caballería, como el componente más determinante, en el resultado victorioso, de las batallas libradas en los campos venezolanos. Otros elementos que coadyuvaron fueron, la existencia de gran cantidad de caballos salvajes en los llanos venezolanos; el hecho de haber sido las llanuras centrales el escenario, donde con preferencia, se libraron los combates de esta guerra; y la casi inexistencia de divisiones artilladas en los distintos bandos. Se utilizaron cañones en la guerra venezolana, pero en número tan insignificante que no representaron, en ese momento, mucho peligro para los cuerpos de caballería que, en las llanuras, eliminaban con bastante facilidad los ejércitos de infantería.
Asimismo, los combatientes patriotas, durante este período en general, eran aparentemente despreocupados, no utilizaban uniforme, combatían descalzos, casi sin ropa, sus armas favoritas eran las lanzas, los machetes y los cuchillos afilados. Cuando presentaban combate no se organizaban según las reglas de la guerra europea. Aceptaban como jefe solo al más audaz de ellos, no al que vestía el uniforme más ostentoso, ni al que portaba más distintivos en sus hombros.
La caballería se organizaba generalmente, en escuadrones integrados por cien guerreros, y tres escuadrones un regimiento. Su arma favorita, la lanza, era fabricada con un listón de madera flexible, cuya medida oscilaba entre tres y cuatro metros de longitud. Cabalgando, los lanceros fijaban las riendas sobre sus piernas y con éstas guiaban el animal. A su vez, con las manos desocupadas manejaban con libertad las filosas y mortales armas, y cuando lograban apuntar con precisión, contra un enemigo interpuesto en su camino, que se aproximaba en dirección opuesta, con la fuerza del empuje que impelía su veloz semoviente, era tal el choque con el que impactaban y atravesaban la desgraciada víctima, que ésta se levantaba regularmente en varios metros. La herida mortal, provocada por la lanza dejaba un hoyo de varios centímetros. El empuje que traía el equino y el guerrero, hacía que la lanza, al irrumpir violentamente en el cuerpo del enemigo, rompiera todo a su paso: carne, huesos, vertebras, ligamentos, armaduras y órganos vitales. La muerte se producía en medio de fatídicos dolores, luego de un tiempo de agonía. Muy pocos sobrevivían a un ataque certero con estas armas nativas. Fusiles, carabinas, pistolas, lanzas, dagas y cañones fueron las armas utilizadas entre los contrincantes continentales que, al final, después de tantos años de enfrentamientos por la deseada libertad y por América, terminaron en una guerra a quemarropa.
Lo cierto fue que, un acontecimiento positivo, en medio de ese mar de calamidades, ocurrió finalmente. Fue con la llegada de legionarios del extranjero al puerto de Angostura a impulsar la causa libertadora. La presencia de experimentados militares británicos sirvió para que El Libertador, aprovechara la experiencia y vastos conocimientos militares, traídos por ellos y conformara un ejército patriota más efectivo. La incorporación de estos legionarios extranjeros, desde Inglaterra al bando de los patriotas, contribuyó sin duda a las victorias obtenidas por éstos, en los años siguientes.
Una noticia favorable para los patriotas ese año, en ese mismo contexto, fue la arribada a las costas venezolanas de varias embarcaciones de marina mercante inglesa, cargadas de armas, enviadas desde Inglaterra por Luis López Méndez, diplomático venezolano encargado de hacer estos negocios. Con esa adquisición terminó para las fuerzas libertadoras la falta de instrumentos militares. Por todo ello, de ese momento en adelante, acontecimientos favorables se irían sumando progresivamente en el lado independentista de la guerra. Y fue éste, el último año de supremacía militar española. Los cambios en la correlación de fuerzas dieron finalmente ventaja a los libertadores, luego de nueve años de derrotas, huidas, muertes y exilios.
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