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Respuesta:
Las terapias alternativas y complementarias pueden conllevar riesgos
Algunas de estas terapias prometen bienestar mediante un método que suena sencillo, saludable y sin efectos secundarios perjudiciales. Pero esto no siempre es verdad. Algunas preocupaciones incluyen:
Retrasar la cirugía, la radiación, la quimioterapia u otro tratamiento tradicional por usar una terapia alternativa que podría dar la oportunidad de que el cáncer crezca y se propague a otras partes del cuerpo.
Se ha reportado que algunas terapias complementarias y alternativas causan problemas graves e incluso la muerte.
Determinadas vitaminas y minerales pueden aumentar el riesgo de cáncer y de otras enfermedades, especialmente si se toman en exceso. Algunas compañías no observan las normas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, siglas en inglés) sobre lo que aseguran que contienen y el etiquetado apropiado de los suplementos. En algunos casos, pueden introducirse contaminantes perjudiciales en los suplementos dietéticos debido a la manera en que son fabricados o manipulados.
Cómo la medicina complementaria puede ser útil y segura
Se han estudiado algunos métodos complementarios y se ha demostrado que ayudan a que las personas se sientan mejor mientras están recibiendo un tratamiento convencional contra el cáncer bajo el cuidado de un médico. Algunos ejemplos podrían incluir la meditación para reducir el estrés, té de menta o de jengibre para las náuseas, o visualización guiada para ayudar a aliviar el estrés y el dolor durante procedimientos médicos.
Muchos tratamientos complementarios tienen pocas probabilidades de causar daño y no interferirán con su tratamiento contra el cáncer. Aquí se brindan algunos ejemplos:
La acupuntura puede ayudar con el dolor leve y algunos tipos de náuseas.
La terapia artística o la musicoterapia pueden promover la curación y mejorar la calidad de vida.
La biorretroalimentación usa dispositivos de supervisión para ayudar a las personas a adquirir un control consciente sobre procesos físicos que por lo general son controlados automáticamente, tales como el ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura, la sudoración y la tensión muscular.
De acuerdo con algunos estudios, los masajes terapéuticos (masoterapia) pueden reducir el estrés, la ansiedad, la depresión y el dolor y aumentar el estado de alerta.
La oración y la espiritualidad ayudan a muchas personas con los efectos secundarios emocionales del cáncer.
Se ha demostrado que el Tai chi y el yoga mejoran la fortaleza y el equilibrio en algunas personas.
Signos de advertencia
Si está considerando usar algún método en lugar de un tratamiento médico convencional basado en las evidencias, es importante que hable primero con su equipo de atención médica. Y esté atento a estos signos de advertencia:
Desconfíe de cualquier tratamiento que afirme que puede curar el cáncer y otras enfermedades difíciles de tratar (tales como fatiga crónica, esclerosis múltiples, SIDA, etc.). Es importante recordar que dichas afirmaciones no han sido comprobadas.
Desconfíe de cualquier tratamiento que afirme que ofrece beneficios que no tienen efectos secundarios. Incluso las hierbas medicinales y las vitaminas tienen posibles efectos secundarios. Si el tratamiento se promociona como uno que no tiene efectos secundarios, probablemente no ha sido investigado en estudios clínicos rigurosos, donde se verían los efectos secundarios.
Desconfíe de los promotores que atacan a la comunidad médica o científica o que le dicen que no use tratamientos médicos convencionales o tradicionales.
Tenga cuidado con los tratamientos que se pueden recibir en una sola clínica, especialmente si dicha clínica se encuentra en un país con leyes de protección del paciente menos estrictas que las de los Estados Unidos o la Unión Europea.
Tenga cuidado con expresiones como "descubrimiento científico", "cura milagrosa", "ingrediente secreto" o "remedio ancestral". Tenga cuidado con las historias personales que aseveran tener resultados sorprendentes pero que no proporcionan evidencias científicas reales.
Averigüe sobre la capacitación y educación de cualquier persona que respalde el tratamiento o que lo esté usando para tratarlo. Averigüe si son médicos y si son expertos en el cuidado del cáncer o en medicinas complementarias.
Averigüe si estudios científicos o estudios clínicos han estudiado este tratamiento en personas (no solo en animales), y qué efectos secundarios se han reportado. Averigüe si el tratamiento pudiera perjudicarle o interactuar de manera negativa con sus otros medicamentos o suplementos.
Infórmese si los hallazgos han sido publicados en revistas confiables tras haber sido revisados por otros científicos expertos en el mismo campo, o si han sido promovidos solamente en los medios de comunicación masiva, tal como libros, revistas, Internet, televisión, infomerciales y programas de radio.
Explicación:
espero que te sirva