Eran las 10:00 de la mañana y las puertas del Estadio ya estaban llenas. Se podía sentir la pasión de los aficionados esperando a su equipo favorito. Pasadas algunas horas, a las 12:00 del mediodía el sol comenzó a brillar con mayor fuerza, el calor no se hizo esperar. A pesar de esto, el entusiasmo de los asistentes no disminuyó, algunos comenzaron a comprar botellas con agua helada e incluso a mojarse unos a otros para refrescarse y también para divertirse.
A las 4:00 de la tarde abrieron las puertas. La pasión de la gente se dejó ir, todos querían encontrar el mejor lugar dónde poder disfrutar de ese partido de futbol que tanto habían estado esperando. A las 6:00 pm comenzó el primer tiempo. El silbato sonó y los gritos de pasión de los aficionados no se hicieron esperar. Las olas hechas por todos. Los silbidos. Los saltos de emoción cada vez su equipo estaba cerca de anotar el tan esperado gol. Minuto 24 del primer tiempo. El tablero marcaba 0-0, ambos equipos estaban dando lo mejor de sí para obtener la ventaja, aún no ocurría. ¡Cinco minutos más tarde! El equipo visitante cometió una falta y se le marcó un penal al equipo local. Los aficionados están a la expectativa, se puede respirar el estrés y la emoción que reinaba en ese estadio. José Hernández, el goleador del equipo local fue elegido para lanzar ese tiro. Se prepara. Se concentra. Toma un tiempo para respirar profundo. Se coloca. Lanza, y… ¡anota! El marcador estaba ahora a favor del equipo local. Los gritos, aplausos y saltos de los aficionados no se hicieron esperar. La alegría y la pasión se contagiaba, se respiraba a cada segundo. El primer tiempo terminó así, con un marcador 1-0 que hacía palpitar fuertemente el corazón de todos los presentes. El medio tiempo estuvo lleno de festejos, pláticas, gritos, cantos…Hasta que el primer segundo de ese segundo tiempo llegó. Sonó el silbato y todas las almas unidas a favor de su equipo se unieron para, de alguna manera, apoyar a que ese segundo gol cayera. Llegó el minuto 23, la mitad del segundo tiempo y nada sucedió, todo seguía igual. Los aficionados enardecían cada vez que el equipo contrario se acercaba a su portería, pero el gol no llegó. Así, llegó el minuto 45, el silbato sonó y el marcador quedó 1-0, la afición del equipo local festejó.
ALGUIEN PUEDE ENCONTRAR LAS FIGURAS RETORICAS: METAFORA, METONIMIA Y SIMIL.
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no mams esa son muchas pelabra
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