¿Cuáles fueron las causas y las consecuencias del desarrollo económico de México en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX?
Respuestas
Respuesta: De acuerdo con nuestro nuevo presidente, el país ha pasado por tres transformaciones históricas y se encamina a una cuarta, la idea me gusta y es útil para dividir el país en tres periodos muy distintivos en su desarrollo económico. La transformación de la economía mexicana a lo largo de sus 200 años de independencia, en este contexto, es un buen pretexto para hacernos preguntas sobre qué pasaba en la economía mexicana en los momentos más importantes de su historia. Vale la pena, pues, preguntarnos cómo se veía la economía mexicana en los tiempos de la así llamada primera transformación.
En los tiempos de la Independencia la economía mexicana tenía muchos problemas. Durante la colonia las principales industrias que se desarrollaron fueron la minería, el azúcar y los textiles, ninguna de ellas bien adaptada para los cambios que ocurrían en la economía global. Sólo aquello que sirviera para la minería y el azúcar se le permitía desarrollarse por ser industrias extractivas importantes para la estrategia mercantilista del Imperio español. El fin de las guerras napoleónicas en Europa trajo consigo un periodo de expansión comercial e integración en los mercados globales (WIlliamson 1998, Williamson y O’Rourke, 2002).1 Esta integración favorece enormemente el avance de la Revolución industrial conforme los costos de transporte tuvieron reducciones dramáticas y puede pensarse como el inicio de la primera era de la globalización.
No obstante, la economía mexicana no fue capaz de aprovechar las ventajas de un mundo en proceso de integración. La política económica mercantilista de España con sus colonias no favoreció un gasto importante en infraestructura al interior del país ni el desarrollo de industrias que pudieran participar en la economía atlántica (Márquez, 2006, Gómez-Galvarriato, 2006).2 Peor aún, la economía mexicana no se encontraba integrada a su interior, era complicado mover la producción de bienes tierra adentro, por lo que no se desarrolló un mercado común, un problema que en cierta manera persiste hasta nuestros días. En el proceso para la aprobación de la constitución de 1824, parte de la negociación de los líderes regionales con la naciente república federal fue el control de las alcabalas (especie de aduanas internas donde se cobraban impuestos al comercio entre los estados), sumado a la geografía complicada del país, la falta de ríos navegables y la poca infraestructura en caminos hacia una economía donde los mercados no podían integrarse con facilidad. as guerras dinásticas en España a lo largo del siglo XVIII y la guerra de Independencia habían puesto a la Nueva España en una situación fiscal delicada. La deuda de las coloniales creció de forma importante. La destrucción de sus actividades económicas durante la guerra y la fragmentación de su sistema de pagos se volvió una carga para el México independiente (Marichal, 2006).3 México rápidamente descubrió que la debilidad fiscal del país hacía muy difícil el mantener gastos crecientes en defensa, infraestructura y soportar las presiones de sus acreedores en el mundo. Durante la década anterior a la Independencia, la recaudación en Nueva España dependía en un 26 por ciento de la minería y en otro 24 por ciento de las alcabalas, en total los ingresos eran en promedio de 15.3 millones de pesos de plata.4 Para los primeros años de su independencia, el 60 por ciento de todos los ingresos del México independiente, en promedio 13.6 millones de pesos de plata,5 dependían de impuestos al comercio. La minería había colapsado en su producción y por lo tanto como fuente de ingresos,6 en apenas dos décadas los recursos totales del Estado disminuyeron en 12 por ciento. Un estado sin recursos es un estado que no puede proveer los bienes públicos necesarios para crecer. n este sentido son curiosos los esfuerzos que existieron por establecer fuentes progresivas de ingresos para el Estado, otro tema estructural aún pendiente en la actualidad, justo en este tipo de esfuerzos se enmarcan los hoy vilipendiados impuestos a las puertas y ventanas que resultaron muy poco populares en México, pero que se usaban en países como Holanda, Inglaterra y Francia como impuestos a la propiedad, una especie de antecedente del predial. Sin importar estos esfuerzos, y otros tantos cambios en la administración fiscal, México siguió siendo un Estado fiscalmente debilitado
Explicación: :)