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Esa noche la señora de Loisel fue el centro de atracción de todo los caballeros invitados, debido a su belleza y la forma como ella estaba vestida era inevitable que los caballeros no dejen de observarla, su belleza fue impresionante .sin embargo al concluir la fiesta, saliendo del evento perdió el collar , quedando los esposos sumidos a una profunda preocupación .
Para poder sacar dinero para comprar un collar parecido al perdido, la pareja se tuvo que privar de muchas cosas. Loisel poseía dieciocho mil que le había dejado su padre. Pediría prestado el resto. Tomo mil francos de uno, tuvo, realizo tratos con toda clase de personas, de haber firmado documentos, sin saber que firmaba, habían reunido el dinero para comprar el collar.
Compró el collar a treinta y seis mil francos. Y Matilde se lo entregó a su amiga la señora Forestier. Luego de esto la señora Matilde, conoció la vida de un menesteroso, despidieron a la empleada, se mudaron a un cuarto más pequeño, había que ahorrar para pagar las deudas, la señora Matilde, hizo el trabajo de la cocina, lavaba la ropa, se vestía como esas mujeres pobres de humilde condición. Defendía céntimos cuando no le querían descontar los verduleros, carniceros, soporto insultos, pero así sobrevivía. El marido se ocupaba por las noches en poner en limpio las cuentas de un comerciante, y a veces escribía a veinticinco céntimos la hoja.
Luego de diez años pagaron toda la deuda, capital, intereses. La señora Matilde había quedado como una vieja, mal peinado, con faldas torcidas, se había convertido en una mujer ruda, fuerte.
Un domingo la señora Matilde vio a su amiga la señora Forestier, que pasaba con un niño de la mano, ella siempre hermosa, y delicada. Se acercó y le saludo pero la señora Forestier no la reconoció por el aspecto de una mujer pordiosera que presentaba Matilde. Luego que Matilde se identificara, ella le saludo y le preguntó porque estaba tan descuidada, Matilde le conto que durante todo este tiempo tuvo que ahorrar para pagar la deuda, cuya deuda que dejo la compra de su collar, porque el collar que lo emprestó lo había perdido y tuvo que comprar otro para devolverla. La señora de Forestier, sumamente impresionada, cogióle ambas manos:¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!… ¡Valía quinientos francos a lo sumo!…
Para poder sacar dinero para comprar un collar parecido al perdido, la pareja se tuvo que privar de muchas cosas. Loisel poseía dieciocho mil que le había dejado su padre. Pediría prestado el resto. Tomo mil francos de uno, tuvo, realizo tratos con toda clase de personas, de haber firmado documentos, sin saber que firmaba, habían reunido el dinero para comprar el collar.
Compró el collar a treinta y seis mil francos. Y Matilde se lo entregó a su amiga la señora Forestier. Luego de esto la señora Matilde, conoció la vida de un menesteroso, despidieron a la empleada, se mudaron a un cuarto más pequeño, había que ahorrar para pagar las deudas, la señora Matilde, hizo el trabajo de la cocina, lavaba la ropa, se vestía como esas mujeres pobres de humilde condición. Defendía céntimos cuando no le querían descontar los verduleros, carniceros, soporto insultos, pero así sobrevivía. El marido se ocupaba por las noches en poner en limpio las cuentas de un comerciante, y a veces escribía a veinticinco céntimos la hoja.
Luego de diez años pagaron toda la deuda, capital, intereses. La señora Matilde había quedado como una vieja, mal peinado, con faldas torcidas, se había convertido en una mujer ruda, fuerte.
Un domingo la señora Matilde vio a su amiga la señora Forestier, que pasaba con un niño de la mano, ella siempre hermosa, y delicada. Se acercó y le saludo pero la señora Forestier no la reconoció por el aspecto de una mujer pordiosera que presentaba Matilde. Luego que Matilde se identificara, ella le saludo y le preguntó porque estaba tan descuidada, Matilde le conto que durante todo este tiempo tuvo que ahorrar para pagar la deuda, cuya deuda que dejo la compra de su collar, porque el collar que lo emprestó lo había perdido y tuvo que comprar otro para devolverla. La señora de Forestier, sumamente impresionada, cogióle ambas manos:¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!… ¡Valía quinientos francos a lo sumo!…
Respuesta dada por:
2
Respuesta:
NO LAS SE
Explicación:
PORQ NO ESTUDIE
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