Respuestas
Respuesta:
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Reflexión:
Trato de imaginarme a mí mismo/a presente en la escena que describe este pasaje. ¿Qué habrá sentido Tomás? Ciertamente estaría mortificado por su excesiva reacción frente a las noticias de que Jesús se había aparecido a los demás cuando él no estaba presente. Sin embargo, Jesús está lleno de compasión, cuando lo invita gentilmente a tocar sus heridas para que creyera que Él realmente había resucitado. ¡Cuán a menudo me arrepiento de mis explosiones! Sin embargo, la reacción de Jesús es siempre de una comprensión compasiva de mis debilidades. Le pido que yo sepa cómo ser compasivo/a con los demás cuando me defraudan.
En vez de ser el que duda, Tomás pronuncia una de las más hermosas expresiones de fe en el Evangelio , Mi Señor y mi Dios. Dejo que esas palabras hagan eco en mi corazón, derramando luz a mi fe en Jesús y en mi falta de fe.
Explicación:
Espero haber ayudado jeje.