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Respuesta:
La Constitución de 1978 fue el fruto de pactos y mutuas concesiones y, desde su aprobación, los españoles asumimos sin estridencias que fuese la monarquía la forma de la jefatura del Estado, al entender que era la más asumible, dadas las circunstancias del momento. Hubo entonces para los constituyentes aspectos objeto de negociación y otros que fueron poco menos que innegociables. Así, la monarquía parlamentaria resultó ser la fórmula política decidida, aunque para ello hubiera de incluirse en el texto como cuña a martillazos. La paradoja reside en que si la monarquía es parlamentaria ello supone que la soberanía nacional reside en el pueblo español, un pueblo soberano que luego, sin embargo, no puede cambiar una forma de Estado y de Gobierno que le vino impuesta por sus legítimos representantes. ¿No es esto una imperfección democrática de nuestra democracia
Explicación:
suerte ❤️
Bienvenido a mi club de nada por el momento