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El caminante estaba cansado y perdido.
Hacía más de una hora que andaba sin parar y aún no había encontrado a nadie en su caminó. Aquél maravilloso encuentro del que le habían hablado era falso y las riquezas que imaginaba ya no serían suyas.
Ahora sólo quedaba regresar a casa con los bolsillos vacíos y los pies adoloridos, aunque, de repente, le vino la gran idea a la cabeza, "podía perseguir su sueño, había una manera de hacerlo y a él se le había ocurrido"
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