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La Iglesia celebra hoy día 24 de junio la natividad de Juan Bautista, precursor de Cristo por llamado expreso de Dios. Es, además de la Natividad de la Virgen María, la única celebración de nacimiento terrenal que tiene la Iglesia a la fecha, ya que normalmente los santos se recuerdan el día de su nacimiento a la vida eterna. El caso de Juan es excepcional y está íntimamente ligado a la encarnación y misión evangelizadora de Cristo Jesús.
Si la palabra ‘apóstol’ significa ‘enviado’, entonces Juan Bautista puede considerarse Apóstol de Cristo ya que fue enviado a preparar la venida de Cristo y se preparó para ese llamado o vocación desde siempre, haciendo ayuno y penitencia. Juan es considerado el último de los Profetas y anunció la venida inminente de Cristo, invitando al arrepentimiento y preparación, hasta que él mismo reconoció al Hijo del Altísimo al bautizarle en el Jordán, cuando se verificaron en Jesús las señales indicadas que le permitieron reconocer al Mesías: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo” (Jn 1:33…)
Nos dice Benedicto XVI en el día de hoy, que la vida de Juan Bautista es un ejemplo que nos llama “a convertirnos, a testimoniar a Cristo y anunciarlo a tiempo y contra el tiempo”.
Juan Bautista es precursor de Cristo y su vida está entrelazada a Cristo tanto en su nacimiento como en su muerte. Recordamos que su concepción fue anunciada a María el día de la Anunciación. Igualmente, su muerte fué anuncio de la muerte violenta que sufriría Cristo.