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En el mundo moderno, cada vez dependemos más de los dispositivos médicos para el diagnóstico, tratamiento y control de los pacientes. Por lo tanto, la respuesta que obtenemos de su empleo debe contar con dos propiedades fundamentales: seguridad y efectividad.
No obstante, en ocasiones estas propiedades no pueden garantizarse, debido a factores técnicos y/o humanos. Entre los aspectos que pueden incidir en el mal funcionamiento de un dispositivo médico se destacan, de un lado, las averías, que pueden evitarse mediante un mantenimiento preventivo y remediarse con la reparación o la sustitución; de otra parte, el uso inapropiado, que puede ser minimizado con el respaldo de programas de capacitación y con la experiencia en el uso de la tecnología médica.
Matt Baretich, presidente de Baretich Engineering, una firma que publica un reporte sobre incidentes con dispositivos médicos, ofrece seis consejos para mejorar la atención de los pacientes con el uso eficiente de la tecnología disponible.
Aplicar la Ley de Murphy. Esta ley, según la cual "si algo puede salir mal, saldrá mal", puede aplicarse al uso de los dispositivos médicos. Sin importar la educación de las personas, el estímulo que ofrezcamos por hacer las cosas bien o las reprimendas por las equivocaciones, siempre se cometerán errores. Es una ley de la naturaleza humana. Sin embargo, la ocurrencia de los errores puede reducirse si nos fijamos planes y nos mostramos dispuestos a mejorar los procedimientos.
Comprender los riesgos. Cuando logramos determinar las diversas maneras como algo puede salir mal, es posible establecer prioridades y centrar nuestros esfuerzos en atender las que son más importantes. Esta priorización se relaciona de manera directa con la frecuencia (probabilidad de ocurrir) y la intensidad del daño que pueda producirse (severidad). En este sentido, reducir la probabilidad y la severidad son mecanismos eficaces para manejar los riesgos. Un ejemplo de este enfoque sería el de la buena iluminación de una autopista, para reducir la probabilidad de accidentes, y el uso de cinturones de seguridad y bolsas de aire, con el fin de reducir la severidad de los accidentes que se presenten.
Ir a la raíz de los errores. Existen diversos métodos para identificar las causas de los errores que se cometen en cualquier actividad. Uno de ellos es el de análisis de la causa original (RCA, por las iniciales de Root Cause Análisis), una técnica reactiva basada en la premisa de que reconocer la causa inmediata (más próxima) de un problema no permite identificar su raíz (causa fundamental).
El proceso RCA comprende una serie de ‘porqués’, que se repiten hasta identificar una o varias causas originales: ¿Por qué recibió el paciente una sobredosis con la bomba de infusión? ¿Por qué se fijaron mal los parámetros de funcionamiento de la bomba? ¿Por qué la enfermera no estaba familiarizada con el funcionamiento de la bomba? ¿Por qué es difícil el manejo de la bomba? ¿Por qué se eligió la compra de esa clase de bomba? Cuando se llega con este método a la causa original de un error, pueden entonces determinarse las respuestas, que probablemente evitarán que se repita.
Elegir con base en un adecuado conocimiento. Un factor de peso en el mal funcionamiento de los dispositivos médicos se relaciona con la dificultad para ser utilizados. Las causas de esto pueden encontrarse en problemas de diseño, falta de funcionalidad, ausencia de estandarización de los modelos en una instalación hospitalaria y la incompatibilidad con otros dispositivos, entre otros aspectos. Mejorar la selección de los dispositivos es aquí la respuesta más lógica, para mitigar este efecto, y las recomendaciones tienen que ver con investigar y compartir la información sobre las tecnologías disponibles, y propiciar el desarrollo de habilidades para su manejo.
Profundizar en la investigación de los errores. La ocurrencia de cualquier error, por más intrascendente que sea, representa una valiosa oportunidad para investigar sus causas y reducir las probabilidades de que ocurra de nuevo. Aunque cada caso no puede investigarse exhaustivamente, si se mantiene la mente abierta para comprender la perspectiva clínica y ver la manera como podemos maximizar nuestras contribuciones, se podrá avanzar en el mejoramiento de la atención de los pacientes.
Mirar adelante. Una medida complementaria para evitar los errores en el uso de los dispositivos médicos, y sin embargo fundamental, consiste en el desarrollo de una "cultura de seguridad", que reconozca lo inexorable de su ocurrencia, se enfoque en un cambio sistemático, valore la transparencia, estimule el aprendizaje y motive el mejoramiento continuo.
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