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Respuesta:
Ahí te va
Explicación:
Con respecto al controversial tema de si debe haber apóstoles en la iglesia hoy día, creo que hay poca información al respecto. De plano puedo decir que entiendo que no, que no es congruente con el testimonio bíblico el llamar apóstol a alguien hoy. A continuación quiero presentar 7 dificultades que me llevan a esta conclusión.
Dificultad #1: Confusión en medio del pueblo
A pesar de que existen tantas iglesias dirigidas por apóstoles, en mi labor pastoral he encontrado que los mismos miembros de esas congregaciones muchas veces no saben explicar [ni entender] la definición, requisitos y vigencia del oficio apostólico.
Muchas preguntas surgen que son respondidas sin precisión, y los argumentos que usan para justificar el apostolado moderno no parecen salir del texto bíblico, ¿cierto? Me estoy refiriendo a preguntas como: ¿Quién es un apóstol? ¿Quién escoge a los apóstoles? ¿Quién determina la elección de un apóstol? ¿Cuál es el proceso o criterio para pasar de pastor a apóstol? Estas preguntas deben responderse a la luz de la Biblia, pero lo que veo es que se responden muchas veces de manera pragmática.
Dificultad #2: Cumplir con los requisitos
Cuando los apóstoles buscaban un reemplazo para Judas, habían ciertos requisitos que los candidatos debían cumplir. En esa ocasión Pedro fue claro al decir: “Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección”, (Hch. 1:21-22 ). Es evidente que, en la mente del apóstol Pedro, un candidato debía haber estado junto a los demás apóstoles desde el bautismo de Juan, y ademas debía ser testigo del Cristo resucitado. Estos dos requisitos excluyen a toda persona que vivió después del primer siglo, ¿cierto?. Por una razón cronológica, hoy nadie cumple ese requisito. Todos los testigos del Cristo resucitado ya fallecieron. Además, Pablo hablaba de lo que parecía ser otro requisito para el oficio apostólico: “las señales de un apóstol” (2 Corintios 12:12). Es decir, la señales que Dios concedió a estos hombres para hacer milagros extraordinarios con el fin de respaldar el mensaje que ellos comunicaban. Estas señales incluían resurrección de muertos, sanidad de ciegos, paralíticos y otras semejantes. Vale aclarar que el apostolado de Pablo fue único en su especie, puesto que él no fue parte de los doce apóstoles originales. Pero el apóstol a los gentiles fue llamado por el mismo Señor Jesús (Gálatas 1:1) quién se le apareció camino a Damasco (Hechos 9:3-5) y el Señor le concedió hacer milagros extraordinarios para respaldar su mensaje y llamado (Hechos 19:11).
Dificultad #3: Comprobar el testimonio
Hoy en día muchos considerados apóstoles contestan que sí, que han visto a Cristo y tienen las señales de un apóstol. Con mucho amor y cuidado, si la respuesta a ambas preguntas es afirmativa, déjenme hacerles otras preguntas. Si Cristo se les apareció, ¿cómo podemos comprobar que fue verdad? Hacer semejante afirmación es una práctica muy peligrosa puesto que abre la puerta para que muchos en la iglesia reclamen esa misma experiencia. ¿Pueden ver el daño que eso puede hacer? Además, si tienen señales de un apóstol, las mismas que Dios les concedió a Pablo, Pedro y Juan, ¿por qué tantas personas no son sanadas alrededor suyo? ¿Alguna vez han experimentado la resurrección de los muertos? ¿Porqué son tan diferentes las señales de hoy a los milagros extraordinarios que Dios hacia por mano de Pablo? ¿Tiene algún apóstol moderno las señales y milagros como lo tuvieron Pedro y Pablo? Las señales comunes hoy en día no son similares a las que vemos en la Palabra, ¿cierto?
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