Respuestas
Respuesta:
Desde el nacimiento, hombres y mujeres presentan una diferenciación clara des-
de la biología; sin embargo, las variantes comportamentales, sentimentales y de
pensamiento se atribuyen más a la influencia de la cultura. Por ello, la presente
investigación pretendió conocer el significado contemporáneo del rol de género
que hombres y mujeres consideran tener. Se trabajó con una muestra de 300
jóvenes universitarios repartidos equitativamente por sexo. Como instrumento
de recolección de datos se utilizó la técnica de redes semánticas naturales. Los
resultados muestran diferencias significativas, encontrándose que los hombres
se definen con un rol que implica proteger, proveer, comprender, ser profesio-
nista, seguro y amoroso, en comparación con las mujeres, que indicaron verse
como profesionistas, independientes, esposas o amas de casa, cuyo rol es com-
partir y educar. Finalmente, para la definición de lo que a los hombres del país
les toca ser y hacer, se observó que los varones se definieron como profesionis-
tas, honestos, inteligentes, fuertes, amables, emprendedores, padres y libres,
mientras que las mujeres los definieron como padres, proveedores, profesionis-
tas, fieles, honestos y protectores. Esto permite afirmar que los roles que viven
los jóvenes universitarios muestran cambios importantes respecto de los roles
sexuales tradicionales de la cultura mexicana.
Explicación:
Desde el nacimiento, hombres y mujeres presentan una diferenciación
clara desde el punto de vista biológico; sin embargo, las variantes com-
portamentales, sentimentales y de pensamiento se atribuyen más a la
influencia de la cultura. Se estima que unos y otras tienen las mismas
emociones y sentimientos, y potencialmente la misma capacidad men-
tal. Por tanto, las diferencias convencionales en prioridades, preferen-
cias, intereses y ocupaciones se deben al condicionamiento parental, edu-
cacional y sociocultural (Lamas, 2002).
De esta forma, múltiples culturas adoptaron una forma específica
de organización de la división sexual del trabajo. Según esta, le corres-
pondió a la mujer el espacio del hogar por su capacidad para gestar y
amamantar a los hijos debido al cuidado que estos requieren, se le asignó
el tiempo en que era imprescindible su presencia, e incluso más. Por su
proximidad espacial, se ocupó del resto de las funciones vinculadas al
espacio de la casa, mientras que el hombre se dedicara a la agricultura,
la cacería, la domesticación de animales y la guerra. Por ello, las mujeres, hasta hoy, han sido educadas sobre todo para las labores domésti-
cas y el cuidado y la educación de los hijos, en comparación con los hom-
bres, que lo han sido para ser los proveedores y protectores del hogar
(Valdez-Medina, Díaz-Loving y Pérez, 2005).
Esta perspectiva tradicionalista, cargada de normas, creencias y
valores, dominante en la cultura mexicana hasta los años cincuenta,
pretendía resolver de modo rutinario los imperativos fundamentales de
la existencia, delimitando de un modo preciso los roles genéricos, lo que
agudizó las diferencias entre hombres y mujeres (Reidl, Valencia, Vargas
y Sierra, 1998).
De esta forma surge una clara diferenciación: mientras que el sexo
es una categoría biológica, con el concepto de género se hace referencia
a la construcción social del hecho de ser hombre o mujer, las expecta-
tivas y valores, la interrelación entre hombres y mujeres y las diferen-
tes relaciones de poder y subordinación existentes entre ellos en una so-
ciedad determinada (Arellano, 2003).
Cabe mencionar que dicho término se vio fortalecido en la década
de los sesenta gracias a la revolución sexual y a las aportaciones de las
autoras encuadradas dentro de la llamada “segunda ola” de los movi-
mientos feministas, quienes se sintieron beneficiadas con el cambio de
sexo a género, ya que con este último término podían poner de manifies-
to que esos significados varían de acuerdo con la cultura, la comunidad,
la familia, las relaciones interpersonales y las relaciones grupales y nor-
mativas, en cada generación y en el curso del tiempo (Fernández, 2000).
A partir de tal denominación, aparecen los estereotipos, que son
el conjunto de creencias existentes sobre las características que se con-
sideran apropiadas. Estos serían la feminidad para ellas y la masculini-
dad para ellos. Los estereotipos crean a su vez los roles de género, es de-
cir, la forma en la que se comportan y realizan su vida cotidiana hom-
bres y mujeres, según lo que se considera apropiado para cada uno (Ma-
gally, 2011).