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La historia comienza con el relato que hace Leonard acerca de los acontecimientos de su infancia, ya lejanos para el momento en que se cuentan. En cierta forma, nuestro narrador refleja una efímera nostalgia por las inesperadas aventuras en las que se embarcó en su niñez junto a su primo Steve, en la aldea de West Poley. Leonard habla acerca de la vida de Steve, quien desde muy joven manifestó que no quería ser agricultor como lo fue su padre, y frente a esto mostraba como ejemplo a un vecino suyo, al que le llamaban el Hombre que Fracasó. Este singular personaje, pese a tener la derrota a sus espaldas, mantenía una incierta esperanza. Los dos muchachos veían con curiosidad a este individuo:
Ninguno de los dos era entonces lo suficientemente viejo como para saber que los derrotados en la batalla del mundo son a menudo los mismos que, demasiado tarde para ellos, tienen más clara la visión de lo que contribuye al éxito. Por el contrario los hombres que triunfan quedan con frecuencia cegados por la agitación de su propia marcha
El deseo de ser explorador, y no agricultor, es la fuerza que impulsa a Steve para aventurarse en la búsqueda de lugares extraños. Esta actividad de explorador lo lleva a descubrir un día las cuevas de Mendo, cercanas a la aldea de West Poley. Al adentrarse en estos lugares halla una cueva cuyo nombre es El Bolsón del Diablo. Es entonces cuando Steve invita a Leonard a hacer parte de la hazaña de explorar tan recóndito lugar.
Con cabos de vela para iluminarse y algunas frutas para comer en el recorrido, Leonard y Steve se propusieron internarse en las profundidades de las cuevas, lugares que nadie de la región se había atrevido antes a explorar. La cueva tenía acceso por un estrecho túnel; dentro, el suelo se extendía en una planicie de arena y guijarros, y en el centro una playa subterránea, en la cual corría un pequeño arroyo. Para Leonard ese lugar se asemejaba a lo que en los libros conocía como el Averno junto al río Estigia. Al fondo se encontraba una cavidad en la piedra cristalizada, semejante al ábside de una iglesia gótica. Pero para llegar allí, el arroyo parecía ser un obstáculo; así que los chicos decidieron desviar el curso del agua: Steve con pala en mano comenzó a mover las piedras que estaban en el arroyo como estorbo para pasar y, al cabo de veinte minutos, el chico ya había logrado desviar el curso del agua. Y aquí algo de la habilidad del autor para relatar con detalles el lugar en el que se hallaban inmersos los dos muchachos:
Mi atención estaba tan entregada a los adornos naturales del nicho, que apenas oí su observación. Cubrían la mayor parte de los costados y del techo; eran de color carne y asumían la forma de sartas de cuentas, de encaje, de cotas de malla. En muchos lugares se asemejaban fantásticamente a la piel pelada del ganso, y en otros a las barbillas del pavo. Todos estaban decorados con cristales de agua.
Era en este lugar, cuya descripción resulta imaginariamente agradable, en donde Leonard y Steve deseaban quedarse para divertirse. Los chicos desempacaron sus raciones de comida y la devoraron toda mientras contemplaban tan inmensa hermosura. Muy complacidos por su aventura, bajaron de nuevo a la aldea. Al llegar al lugar, escucharon extrañas quejas y una turbia conmoción entre los pobladores. Todo debido a que el río, por razones inciertas, se había secado. Un habitante del lugar, Griffin el molinero, se lamentaba por ver el río seco, ya que de este modo, su molino no podría rodar más. Al secarse el río, muchos peces murieron, de suerte que los chicos comprendieron que su aventura en la cueva había sido la causa del mal que arribó al pueblo inesperadamente
DE COMO COMENZAMOS A EXPLORAR BAJO TIERRA-I
Había un niño llamado Leonard de trece años con un primo llamado Stephan, y sus amigos lo llamaban Steve su madres es la tía de Leonard que era viuda de un hombre agricultor y entre los dos se encargaban de las tareas de la finca.
La madre de Steve
Ninguno de los dos era entonces lo suficientemente viejo como para saber que los derrotados en la batalla del mundo son a menudo los mismos que, demasiado tarde para ellos, tienen más clara la visión de lo que contribuye al éxito. Por el contrario los hombres que triunfan quedan con frecuencia cegados por la agitación de su propia marcha
El deseo de ser explorador, y no agricultor, es la fuerza que impulsa a Steve para aventurarse en la búsqueda de lugares extraños. Esta actividad de explorador lo lleva a descubrir un día las cuevas de Mendo, cercanas a la aldea de West Poley. Al adentrarse en estos lugares halla una cueva cuyo nombre es El Bolsón del Diablo. Es entonces cuando Steve invita a Leonard a hacer parte de la hazaña de explorar tan recóndito lugar.
Con cabos de vela para iluminarse y algunas frutas para comer en el recorrido, Leonard y Steve se propusieron internarse en las profundidades de las cuevas, lugares que nadie de la región se había atrevido antes a explorar. La cueva tenía acceso por un estrecho túnel; dentro, el suelo se extendía en una planicie de arena y guijarros, y en el centro una playa subterránea, en la cual corría un pequeño arroyo. Para Leonard ese lugar se asemejaba a lo que en los libros conocía como el Averno junto al río Estigia. Al fondo se encontraba una cavidad en la piedra cristalizada, semejante al ábside de una iglesia gótica. Pero para llegar allí, el arroyo parecía ser un obstáculo; así que los chicos decidieron desviar el curso del agua: Steve con pala en mano comenzó a mover las piedras que estaban en el arroyo como estorbo para pasar y, al cabo de veinte minutos, el chico ya había logrado desviar el curso del agua. Y aquí algo de la habilidad del autor para relatar con detalles el lugar en el que se hallaban inmersos los dos muchachos:
Mi atención estaba tan entregada a los adornos naturales del nicho, que apenas oí su observación. Cubrían la mayor parte de los costados y del techo; eran de color carne y asumían la forma de sartas de cuentas, de encaje, de cotas de malla. En muchos lugares se asemejaban fantásticamente a la piel pelada del ganso, y en otros a las barbillas del pavo. Todos estaban decorados con cristales de agua.
Era en este lugar, cuya descripción resulta imaginariamente agradable, en donde Leonard y Steve deseaban quedarse para divertirse. Los chicos desempacaron sus raciones de comida y la devoraron toda mientras contemplaban tan inmensa hermosura. Muy complacidos por su aventura, bajaron de nuevo a la aldea. Al llegar al lugar, escucharon extrañas quejas y una turbia conmoción entre los pobladores. Todo debido a que el río, por razones inciertas, se había secado. Un habitante del lugar, Griffin el molinero, se lamentaba por ver el río seco, ya que de este modo, su molino no podría rodar más. Al secarse el río, muchos peces murieron, de suerte que los chicos comprendieron que su aventura en la cueva había sido la causa del mal que arribó al pueblo inesperadamente
DE COMO COMENZAMOS A EXPLORAR BAJO TIERRA-I
Había un niño llamado Leonard de trece años con un primo llamado Stephan, y sus amigos lo llamaban Steve su madres es la tía de Leonard que era viuda de un hombre agricultor y entre los dos se encargaban de las tareas de la finca.
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