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Respuesta:
Mi infancia transcurrió en un ambiente de tranquilidad y seguridad familiar.
Mi padre trabajaba todo el día y parte de la noche, y mi madre se encargaba de los hijos y del hogar; ella era quien mandaba en la casa porque lo decidía todo. Desde muy temprano, a los cuatro años de edad, pude dedicarme a leer, estudiar y jugar; me encantaban las aventuras de Salgari, Verne y Andersen.
Recuerdo que una vez compre un grueso libro de geografía y prácticamente me lo aprendí de memoria. Lo mismo hice con el Catecismo, porque me gustaba memorizar las cosas, y todo lo que leía y me agradaba, lo cual me fue muy útil posteriormente, sobre todo, en la universidad.
Recuerdo dos acontecimientos que alteraron ese ambiente bucólico y sereno de mi hogar. El primero fue la Segunda Guerra Mundial, porque un día se presentaron unos policías a la puerta y dijeron que tenían una orden de arresto porque él era alemán, mi papá; ese día mamá lloró, gritó, peleó y llamó a su abogado, pero todo fue inútil.
Explicación:
Espero haberte ayudado