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Respuesta:
La escritura de Leopoldo María Panero es una continua transgresión de lo establecido, tanto en los contenidos como en lo formal. Este trabajo se centra en las consecuencias sobre el sujeto de la enunciación de sus libros de doble autoría, un yo+yo, en el uso de términos de formas literarias, haikú, prosa, etc., para designar textos que no cumplen las reglas de tales formas y también de sus singulares traducciones así como de los textos teóricos.
Explicación:
Dame puntos gracias.
Respuesta:
Además de su ya entonces no escasa obra poética, narrativa y ensayística, Leopoldo María Panero publicó en 1992 un libro de poemas escritos a dos manos, Cadáveres exquisitos y un poema de amor, en colaboración con José Luis Pasarín Aristi2, que inauguró lo que es hoy una nómina de hasta doce libros publicados con doble firma. El mencionado libro llevaba en el título la inequívoca expresión « cadáveres exquisitos », simple y bien reconocible traducción de la que los surrealistas habían utilizado, « cadavre exquis », para denominar unas prácticas de escritura que habrían comenzado en 1925 y a las que André Breton y Paul Éluard en el diccionario del surrealismo les dieron la siguiente definición:
Jeu, juego, así lo definían quienes los llevaron a cabo, pero ese modo de escritura, ya esté doblado o no el papel ocultando lo ya inscrito cuando llega el turno del nuevo participante, este modo en el que el lugar del escritor es ocupado por los escritores podría parecer que sería puro entretenimiento, un quehacer intranscendente, cosas de niños, pero la cuasihomofonía jeu-je apunta a una cuestión central, a que se trata de un juego de toda seriedad. En efecto, la literatura como práctica, y la historia literaria y el pensamiento literario con ella, y aun la escritura en general se construye, salvo contadísimas excepciones, sobre la idea de yo, ego scriptor, y cuando se desconoce la identidad del individuo se acude al expediente de anónimo respondiendo así a la necesidad de un nombre al que atribuir la obra, un nombre aunque sea sin nombre propio, como bien observó Michel Foucault: « El anonimato literario no nos es soportable; sólo lo aceptamos en tanto que enigma »4. Pues bien, sobre esa construcción, un-texto-exige-un-autor, irrumpe el cadáver exquisito para ponerla en entredicho e incluso derrumbarla al quedar atribuido el texto a dos o más manos, a dos o más sujetos, a un múltiple, como mínimo doble, ego+ego scriptores, extraña figura para la enunciación.
Explicación: espero te sirva