Respuestas
Respuesta: Sobre el anarquismo circulan, aun hoy, una serie de supuestos vulgares que se han convertido en sentido común. En ocasiones, estas visiones devienen en construcciones míticas pues suelen tener un sesgo positivo y de marcada simpatía hacia los anarquistas, abonando una imagen de luchadores sociales idealistas, honestos, incorruptibles y tenaces. Más allá de la relativa veracidad de estos atributos, los militantes ácratas aparecen hoy, cuando los partidos políticos no gozan de una buena imagen de la opinión pública, como verdaderos ejemplos de una conducta política imbuida de rectitud ética y moral.
Pero, por otro lado se ha construido una imagen negativa del anarquismo, también simplista y sesgada ideológicamente, proveniente del marxismo que ha negado y subestimado el aporte libertario a la construcción de los movimientos obreros y las luchas sociales. Esta imagen comenzó a construirse con las críticas de Marx a Bakunin durante los debates de la Primera Internacional, se mantuvo a lo largo del tiempo y fue retomada por los historiadores marxistas. En todo caso, cuando reconocen una activa participación ácrata, ésta es impugnada por las propias características de las concepciones doctrinarias e ideológicas sustentadas por los anarquistas.
Explicación: Estas interpretaciones han tenido un fuerte peso en la historiografía académica, especialmente en la historia social, que de manera casi generalizada la aceptó acríticamente evitando estudiar y profundizar un fenómeno político, social, ideológico y cultural interesante y complejo. ¿Cómo comprender la formación de la clase obrera en numerosos países sin ahondar en aquellas ideologías que contribuyeron a dotarlas de una identidad? ¿Cómo entender la puesta en locución de la cuestión social sin tener en cuenta el impacto que significó la aparición en la escena pública de un actor político y social como el anarquismo?
Aunque en los últimos años ha tendido a revertirse, esa ausencia de trabajos académicos sobre el campo libertario es visible en la historiografía argentina y también en la chilena. Por eso resulta grato y saludable la aparición de un trabajo que, de manera deliberada, evita esos vicios y prejuicios como el presente libro sobre los anarquistas y el movimiento obrero chileno de Sergio Grez Toso, un historiador que hace tiempo viene dedicándose con extrema rigurosidad a desentrañar las múltiples facetas de los sectores populares y del mundo de los trabajadores transandinos.