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respuesta: En años recientes se han dado pasos enormes hacia la reducción de la pobreza, pero los avances se están desacelerando.
Cientos de millones de personas siguen viviendo con menos de US$ 1,90 dólares. Y el mundo no va camino a alcanzar la meta de que en 2030 sean menos del 3% las personas que vivan en situación de pobreza extrema.
En los últimos años hemos ampliado nuestros conocimientos sobre la pobreza. Ahora sabemos que no se trata solo de poder alimentar a la familia o pagar las facturas. La pobreza puede extenderse a todos los aspectos de la vida de una persona y arruinar sus perspectivas educativas, su salud, su futuro y el de sus hijos.
“Para combatir la pobreza necesitamos saber dónde viven las personas pobres. No están distribuidas uniformemente en cada país, ni siquiera dentro los hogares”, explica el Administrador del PNUD, Achim Steiner. “El Índice global de Pobreza Multidimensional de2019 ofrece la información detallada que necesitan los responsables políticos para elaborar políticas mejor dirigidas y más efectivas”.
Sabemos que la pobreza tiene un carácter multidimensional, de modo que hemos cambiado nuestra manera de entenderla y medirla.
¿Están los niños y niñas escolarizados? ¿Cuentan las familias con asistencia médica? ¿Tienen los hogares suministro de agua potable, acceso a servicios de saneamiento y electricidad?
Estos son algunos de los factores que sirven para ilustrar la pobreza multidimensional a través de las diferentes privaciones que sufren las personas cuando les falta lo esencial para una vida digna.
Respuesta:
Como dice el Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”.