Respuestas
Respuesta: inicio: Nadie hubo en él; detrás de su rostro (que aun a través de las malas pinturas de la
época no se parece a ningún otro) y de sus palabras, que eran copiosas, fantásticas y
agitadas, no había más que un poco de frío, un sueño no soñado por alguien. Al
principio creyó que todas las personas eran como él, pero la extrañeza de un
compañero con el que había empezado a comentar esa vacuidad, le reveló su error
y le dejó sentir, para siempre, que un individuo no debe diferir de la especie.
Alguna vez pensó que en los libros hallaría remedio para su mal y así aprendió el
poco latín y menos griego de que hablaría un contemporáneo; después consideró
que en el ejercicio de un rito elemental de la humanidad bien podría estar lo que
buscaba y se dejó iniciar por Anne Hathaway, durante una larga siesta de junio. A
los veintitantos años fue a Londres. Instintivamente, ya se había adiestrado en el
hábito de simular que era alguien, para que no se descubriera su condición de
nadie;
nudo: Las tareas histriónicas le enseñaron una felicidad singular,
acaso la primera que conoció; pero aclamado el último verso y retirado de la escena
el último muerto, el odiado sabor de la irrealidad recaía sobre él. Dejaba de ser
Ferrex o Tamerlán y volvía a ser nadie. Acosado, dio en imaginar a otros héroes y
otras fábulas trágicas. Así, mientras el cuerpo cumplía su destino de cuerpo, en
lupanares y tabernas de Londres, el alma que lo habitaba era César, que desoye la
admonición del augur, y Julieta, que aborrece a la alondra, y Macbeth, que
conversa en el páramo con las brujas que también son las parcas.
desenlace: La historia agrega que, antes o después de morir, se supo frente a Dios y le dijo:
“Yo, que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y yo”. La voz de Dios le
contestó desde un torbellino: “Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú soñaste
tu obra, mi Shakespeare, y entre las formas de mi sueño estabas tú, que como yo
eres muchos y nadie”.
Explicación:
dame corona