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MONARQUIA EN ESPAÑA
Durante la Edad Media, los árabes habían conquistado buena parte de la península ibérica. A principios del siglo XV existían 4 grandes reinos que habían logrado expulsar a los musulmanes de su territorio: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. El reino de Granada era el último reducto musulmán en la Península.
La Monarquía Española hunde sus raíces en el Reino Visigodo. En 1469, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla contrajeron matrimonio, uniendo dinásticamente las dos coronas más poderosas: Aragón y Castilla. Esta unión de fuerzas permitió expulsar a los musulmanes de Granada y conquistar Navarra, para incorporar estos territorios a la nueva corona.
Se considera, pues, que la Monarquía Española tiene su origen en la unión personal y dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, llamados Reyes Católicos (Catholicos reges, et principes) por el papado desde el 4 de mayo de 1493 en razón de la conquista de la península ibérica al islam y el proyecto evangelizador del Nuevo Mundo; y que procuraron llevar una política de acción común.
Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, heredó la corona de Castilla al morir su madre, la reina Isabel. El matrimonio de Juana con Felipe el Hermoso hizo peligrar la política que habían llevado los Reyes Católicos, pero Felipe I murió prematuramente, y el rey Fernando II de Aragón, padre de Juana, la inhabilitó definitivamente y se ocupó de la regencia castellana hasta su muerte. Entonces, Juana heredó también la Corona de Aragón, tras fracasar el intento de su padre de concebir un heredero con su segunda esposa, Germana de Foix, que le permitiese heredar aquella corona y separarla de la Corona de Castilla, pero dada la incapacidad de la reina Juana, su hijo Carlos se autoproclamó rey junto con su madre. De esta forma Carlos I consolidó la unión de ambas coronas, siendo llamado rey Católico de las Españas (Hispaniarum Rex Catholicus) por el papa León X en la bula Pacificus et æternum del 1 de abril de 1517.
Felipe II, Príncipe de Asturias desde 1528,accedió al trono por abdicación de su padre, y usó en documentos y monedas la fórmula abreviada de rey de las Españas y de Indias (Hispaniarum et Indiarum Rex),y tras la Crisis sucesoria en Portugal (1580) adquirió también la titularidad de la Corona portuguesa.
MONARQUIA EN PORTUGAL:
En 806 se constituye el Primer Condado de Portugal, que duró hasta 1071, con capital en la ciudad de Oporto, bajo la dinastía de Vímara Pérez, como un feudo del Reino de Galicia. En 1093, la dinastía Borgoña se consigue hacer con el poder del Segundo Condado de Portugal, en este periodo bajo la influencia del Reino de León. En 1139, el conde Alfonso I se proclama rey de Portugal y consigue la independencia del Reino de León, que este reconoce en 1143. En 1147, Portugal conquista la actual capital, Lisboa.
En 1179, el papa Alejandro III, a través de la bula Manifestis Probatum, reconoce a Portugal como un país independiente y como vasallo de la iglesia cristiana.
Cuando en 1580 muere sin descendencia Enrique I de Portugal, el trono portugués queda vacante. Por ello Felipe II de España reclama sus derechos dinásticos al ser hijo de Isabel de Portugal y nieto de Manuel I de Portugal. El rey de la casa de Habsburgo se hizo valer enviando al Duque de Alba al frente de un ejército castellano, que derrotó en la Batalla de Alcántara (1580) a la oposición portuguesa liderada por el pretendiente don Antonio, y permitió a Felipe II ser reconocido rey de Portugal. La unión dinástica aeque principaliter[1] con los demás reinos hispánicos significó la creación de un gran imperio mundial, El Imperio en el que no se pone el Sol.
Esta unión continúa con los reyes Felipe II de Portugal (Felipe III de España) y Felipe III de Portugal (Felipe IV de España), la conocida como dinastía filipina. El último, Felipe III de Portugal, tuvo que hacer frente a la larga rebelión portuguesa iniciada por el II Duque de Braganza. Este aprovechó la Sublevación de Cataluña (1640) para, con la ayuda del Cardenal Richelieu, hacerse con el trono portugués y tomar el nombre de Juan IV de Portugal. Las victorias portuguesas en las batallas de Elvas en 1659 y Villaviciosa en 1665 reforzaron la independencia de Portugal, finalmente reconocida por el Tratado de Lisboa de 1668, ya en tiempos del último Austria, Carlos II.
Durante la Edad Media, los árabes habían conquistado buena parte de la península ibérica. A principios del siglo XV existían 4 grandes reinos que habían logrado expulsar a los musulmanes de su territorio: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. El reino de Granada era el último reducto musulmán en la Península.
La Monarquía Española hunde sus raíces en el Reino Visigodo. En 1469, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla contrajeron matrimonio, uniendo dinásticamente las dos coronas más poderosas: Aragón y Castilla. Esta unión de fuerzas permitió expulsar a los musulmanes de Granada y conquistar Navarra, para incorporar estos territorios a la nueva corona.
Se considera, pues, que la Monarquía Española tiene su origen en la unión personal y dinástica entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, llamados Reyes Católicos (Catholicos reges, et principes) por el papado desde el 4 de mayo de 1493 en razón de la conquista de la península ibérica al islam y el proyecto evangelizador del Nuevo Mundo; y que procuraron llevar una política de acción común.
Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, heredó la corona de Castilla al morir su madre, la reina Isabel. El matrimonio de Juana con Felipe el Hermoso hizo peligrar la política que habían llevado los Reyes Católicos, pero Felipe I murió prematuramente, y el rey Fernando II de Aragón, padre de Juana, la inhabilitó definitivamente y se ocupó de la regencia castellana hasta su muerte. Entonces, Juana heredó también la Corona de Aragón, tras fracasar el intento de su padre de concebir un heredero con su segunda esposa, Germana de Foix, que le permitiese heredar aquella corona y separarla de la Corona de Castilla, pero dada la incapacidad de la reina Juana, su hijo Carlos se autoproclamó rey junto con su madre. De esta forma Carlos I consolidó la unión de ambas coronas, siendo llamado rey Católico de las Españas (Hispaniarum Rex Catholicus) por el papa León X en la bula Pacificus et æternum del 1 de abril de 1517.
Felipe II, Príncipe de Asturias desde 1528,accedió al trono por abdicación de su padre, y usó en documentos y monedas la fórmula abreviada de rey de las Españas y de Indias (Hispaniarum et Indiarum Rex),y tras la Crisis sucesoria en Portugal (1580) adquirió también la titularidad de la Corona portuguesa.
MONARQUIA EN PORTUGAL:
En 806 se constituye el Primer Condado de Portugal, que duró hasta 1071, con capital en la ciudad de Oporto, bajo la dinastía de Vímara Pérez, como un feudo del Reino de Galicia. En 1093, la dinastía Borgoña se consigue hacer con el poder del Segundo Condado de Portugal, en este periodo bajo la influencia del Reino de León. En 1139, el conde Alfonso I se proclama rey de Portugal y consigue la independencia del Reino de León, que este reconoce en 1143. En 1147, Portugal conquista la actual capital, Lisboa.
En 1179, el papa Alejandro III, a través de la bula Manifestis Probatum, reconoce a Portugal como un país independiente y como vasallo de la iglesia cristiana.
Cuando en 1580 muere sin descendencia Enrique I de Portugal, el trono portugués queda vacante. Por ello Felipe II de España reclama sus derechos dinásticos al ser hijo de Isabel de Portugal y nieto de Manuel I de Portugal. El rey de la casa de Habsburgo se hizo valer enviando al Duque de Alba al frente de un ejército castellano, que derrotó en la Batalla de Alcántara (1580) a la oposición portuguesa liderada por el pretendiente don Antonio, y permitió a Felipe II ser reconocido rey de Portugal. La unión dinástica aeque principaliter[1] con los demás reinos hispánicos significó la creación de un gran imperio mundial, El Imperio en el que no se pone el Sol.
Esta unión continúa con los reyes Felipe II de Portugal (Felipe III de España) y Felipe III de Portugal (Felipe IV de España), la conocida como dinastía filipina. El último, Felipe III de Portugal, tuvo que hacer frente a la larga rebelión portuguesa iniciada por el II Duque de Braganza. Este aprovechó la Sublevación de Cataluña (1640) para, con la ayuda del Cardenal Richelieu, hacerse con el trono portugués y tomar el nombre de Juan IV de Portugal. Las victorias portuguesas en las batallas de Elvas en 1659 y Villaviciosa en 1665 reforzaron la independencia de Portugal, finalmente reconocida por el Tratado de Lisboa de 1668, ya en tiempos del último Austria, Carlos II.
tokkicute22:
Espero te haya servido, dame coronita por favor
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