economia de los taironas

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Respuesta dada por: gabygalindez
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La base económica que permitió el surgimiento y desarrollo de esta población fue la agricultura, en la que los tairona alcanzaron notables adelantos técnicos y que causó admiración entre los españoles por la fertilidad de la tierra, extensión de los cultivos y diversidad de productos.
En los terrenos de relieve abrupto los taironas construían terrazas agrícolas de varios tamaños y longitud, sostenidas generalmente por muros de contención en piedra. En contraste con esto, en las proximidades de Santa Marta, empleaban zanjas y acequias profundas para irrigar los cultivos durante las épocas de sequía y para conducir agua a lugares donde esta escaseaba. Por estudios paleobotánicos, sobre agricultura aborigen y cambios de vegetación en la Sierra nevada, se conoce que los indígenas utilizaban un sistema doble de cultivo: cultivos mixtos que se practicaban en huertas cercanas a las casas y cultivos individuales que los realizaban en las afueras de los pueblos y en parcelas mayores de suelos más fértiles (Herrera de Turbay, 1985).

El principal producto cultivado por los indígenas fue el maíz, pero también sembraban yuca, auyama, fríjoles, ñame, batatas, ají y gran número de árboles frutales, además de algodón. La dieta la complementaban principalmente con la pesca marina. El pescado era un producto apetecido y uno de los elementos básicos de intercambio. En algunas regiones, como el valle de la Caldera, tenían muchas colmenas de abejas y criaban aves para obtener plumas.

El aprovechamiento que hicieron los nativos de los diferentes pisos térmicos, los condujo a una especialización regional en torno a las actividades artesanales y a algunos productos alimenticios. Todo ello generó el desarrollo de un intercambio entre las comunidades que integraban la etnia de los taironas y, a su vez, ayudó a mantener un equilibrio biológico y cultural. Los caminos que comunicaban las vertientes de la sierra y los pueblos entre sí favorecieron la realización del intercambio. El control del intercambio, a través de la formación de redes de caminos y de la circulación de determinados productos pudo incidir en la fuente de poder político de los caciques que participaban de esta relación (Oyuela, 1990: 65).

Los principales productos intercambiados eran los agrícolas, la sal, el pescado y las manufacturas artesanales tales como objetos de oro, mantas de algodón, adornos de plumas y objetos tallados en piedra. De acuerdo con las anotaciones del cronista Simón, los indios de Betoma llevaban mantas de algodón a los de la provincia del Carbón, y los de Pocigüeica cambiaban oro y mantas por sal y pescado con las comunidades de la costa. Fue tal la dependencia de la población de la vertiente occidental del intercambio de pescado y sal con los indios de Gaira, Durcino y Ciénaga, que cuando éstos se escapaban de sus encomenderos y huían a la Sierra, los indios de las partes altas les daban oro para que regresaran a la costa y continuaran allí para no interrumpir el comercio de peces y sal (AGN, Caciques e indios, T. LXXXI. Folios 564-603 En: Reichel-Dolmatoff, 1951:90).

Los taironas también realizaban intercambios con los grupos indígenas de las tierras bajas alrededor de la Sierra Nevada y con grupos más alejados como los muiscas. Con éstos últimos, el trueque no era directo sino a través de grupos intermedios que habitaban entre la sierra nevada y las tierras frías del altiplano central de la cordillera oriental. En estas transacciones, los artículos más apreciados eran las esmeraldas, los objetos de oro, los collares de cuentas de concha o de piedra y los caracoles marinos.

Respuesta dada por: queisi1
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La base económica que permitió el surgimiento y desarrollo de esta población fue la agricultura, en la que los tairona alcanzaron notables adelantos técnicos y que causó admiración entre los españoles por la fertilidad de la tierra, extensión de los cultivos y diversidad de productos.

En los terrenos de relieve abrupto los taironas construían terrazas agrícolas de varios tamaños y longitud, sostenidas generalmente por muros de contención en piedra. En contraste con esto, en las proximidades de Santa Marta, empleaban zanjas y acequias profundas para irrigar los cultivos durante las épocas de sequía y para conducir agua a lugares donde esta escaseaba. Por estudios paleobotánicos, sobre agricultura aborigen y cambios de vegetación en la Sierra nevada, se conoce que los indígenas utilizaban un sistema doble de cultivo: cultivos mixtos que se practicaban en huertas cercanas a las casas y cultivos individuales que los realizaban en las afueras de los pueblos y en parcelas mayores de suelos más fértiles (Herrera de Turbay, 1985).

El principal producto cultivado por los indígenas fue el maíz, pero también sembraban yuca, auyama, fríjoles, ñame, batatas, ají y gran número de árboles frutales, además de algodón. La dieta la complementaban principalmente con la pesca marina. El pescado era un producto apetecido y uno de los elementos básicos de intercambio. En algunas regiones, como el valle de la Caldera, tenían muchas colmenas de abejas y criaban aves para obtener plumas.

El aprovechamiento que hicieron los nativos de los diferentes pisos térmicos, los condujo a una especialización regional en torno a las actividades artesanales y a algunos productos alimenticios. Todo ello generó el desarrollo de un intercambio entre las comunidades que integraban la etnia de los taironas y, a su vez, ayudó a mantener un equilibrio biológico y cultural. Los caminos que comunicaban las vertientes de la sierra y los pueblos entre sí favorecieron la realización del intercambio. El control del intercambio, a través de la formación de redes de caminos y de la circulación de determinados productos pudo incidir en la fuente de poder político de los caciques que participaban de esta relación (Oyuela, 1990: 65).

Los principales productos intercambiados eran los agrícolas, la sal, el pescado y las manufacturas artesanales tales como objetos de oro, mantas de algodón, adornos de plumas y objetos tallados en piedra. De acuerdo con las anotaciones del cronista Simón, los indios de Betoma llevaban mantas de algodón a los de la provincia del Carbón, y los de Pocigüeica cambiaban oro y mantas por sal y pescado con las comunidades de la costa. Fue tal la dependencia de la población de la vertiente occidental del intercambio de pescado y sal con los indios de Gaira, Durcino y Ciénaga, que cuando éstos se escapaban de sus encomenderos y huían a la Sierra, los indios de las partes altas les daban oro para que regresaran a la costa y continuaran allí para no interrumpir el comercio de peces y sal (AGN, Caciques e indios, T. LXXXI. Folios 564-603 En: Reichel-Dolmatoff, 1951:90).

Los taironas también realizaban intercambios con los grupos indígenas de las tierras bajas alrededor de la Sierra Nevada y con grupos más alejados como los muiscas. Con éstos últimos, el trueque no era directo sino a través de grupos intermedios que habitaban entre la sierra nevada y las tierras frías del altiplano central de la cordillera oriental. En estas transacciones, los artículos más apreciados eran las esmeraldas, los objetos de oro, los collares de cuentas de concha o de piedra y los caracoles marinos.

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