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1. Amarse y conocerse a sí mismo hace que sea más fácil decir "no" cuando realmente es necesario.
Cuando te amas a ti mismo, te resulta más fácil decir no a las personas y a las cosas que no se alinean con tus valores. Te das cuenta de que tu tiempo es valioso y que es mejor invertirlo en hacer las cosas que amas. Te mantienes firme en todas tus decisiones sin miedo a cómo responderán los demás.
2. Te da espacio para sanar.
Amarte a ti mismo te hace más abierto y consciente del proceso de curación. Aceptas el hecho de que en la vida te lastimarán, pero eso no significa que el dolor tenga que durar para siempre. Reconoces y aceptas tus malas emociones y luego las dejas ir para que puedas seguir adelante y disfrutar plenamente de vivir la vida en el presente.
3. El amor propio facilita la comunicación abierta con otros.
El amor propio es tomarse el tiempo para descubrir quién eres y qué quieres. Una vez que sepas esto, podrás tener conversaciones honestas con cualquier persona. Comprendes que ser sincero sobre cómo te sientes y lo que crees, solo puede mejorar tus relaciones con los demás. Tienes estándares y te sientes cómodo deshaciéndote de cualquiera que no pueda cumplirlos.
4. Aprender a amarse a sí mismo te impide buscar la aprobación de los demás.
Cuando realmente te amas a ti mismo, te das cuenta de que la confianza viene de adentro y que nadie puede hacerte sentir tan bien o tan feliz como tú mismo. Es menos probable que te sientas presionado a hacer cosas solo para agradar. Si te preocupas menos por las opiniones de los demás, tendrás la libertad de seguir tu propio camino y ser tu yo genuino.
5. Te sientes más cómodo con los días malos.
Entiendes que cada día no va a ser el mejor día, donde sientes que puedes conquistar el mundo. Sin embargo, en lugar de revolcarte en la autocompasión, aceptas cualquier estado mental y físico en el que te encuentres. Encuentras la luz incluso en los días malos porque sabes que incluso en los momentos de depresión hay una oportunidad para aprender y crecer.
6. Si primero te amas a ti mismo, entonces sabrás que puedes contar primero contigo mismo.
Cuando cuentas contigo mismo, limitas la cantidad de veces que tienes que depender de otras personas, lo que limita la cantidad de veces que pueden decepcionarte. Aprende a confiar en ti mismo y en tu capacidad para ser excelente incluso cuando no hay nadie más cerca para ayudarlo o ser testigo de tu arduo trabajo. Te conviertes en tu propia animadora, animándote a mantenerte motivado y a romper los límites mientras persigues tus sueños.
7. Amarte a ti mismo te permitirá tomar decisiones más saludables.
Cuando te pones a ti mismo en primer lugar, tomas decisiones que solo mejorarán tu calidad de vida. Comes mejor, haces más ejercicio y duermes mejor, porque te das cuenta de que cuidar tu bienestar mental y físico es esencial para tu éxito. Cuando te ves mejor te sientes mejor, y cuando te sientes mejor, te va mejor.
8. Te otorgas el don del perdón.
Aferrarse a los rencores realmente puede deprimirte. Cuando te amas a ti mismo ves el poder de perdonarte a ti mismo y a los demás por cosas que ya sucedieron y que por lo tanto ya no puedes controlar. Puedes aceptar la responsabilidad de tus acciones y, al mismo tiempo, liberarte de la culpa que te atribuyes a ti mismo por el daño que otros te han causado. Al hacerlo, liberas el control que otros tienen sobre ti.
9. Darse amor y ser un poco egoísta te ayudara a hacerte cargo de tu vida.
Sentirse más a cargo de tienes el poder de elección. Tú eliges cuándo y cómo quieres vivir tu vida. Esto significa que tu tienes el control sobre los beneficios o las consecuencias de tomar ciertas decisiones que afectarán tu futuro. Entonces es más probable que solo tomes decisiones acertadas.
10. Amarte a ti mismo también puede ayudarte a lograr las mejores relaciones emocionales con otras personas.
Cuando pasas tiempo procesando tus emociones, estás excavando profundamente dentro de sí mismo y llegando al núcleo de quién en eres en realidad. A medida que trabajas para amarte, aceptarte y ser honesto, animas a los demás a hacer lo mismo. Esto le permite abrirte y conectarte con otros en un nivel más profundo, sin miedo a ser tu mismo.
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