Respuestas
Respuesta:
Dos hermanos labradores vivían uno
cerca del otro. Muerto el padre, en lugar de repartirse el campo, lo sembraron los dos. Cuando el trigo maduró, hicieron dos
porciones iguales, una para cada uno.
El hermano mayor no pudo pegar los ojos aquella noche, pensando y pensando.
–¿Hemos partido bien el trigo? –se decía–. Mi hermano tiene más familia que yo y necesita pan para sus hijos. Aumentaré, sin que él lo sepa, la
parte suya.
Y se levantó y tomando trigo de su porción aumentó el montón de su hermano.
También se despertó el menor de los hermanos. Muy preocupado se preguntó a sí mismo:
–¿Será justo que mi hermano tenga la mitad de la cosecha?
Mi mujer y yo somos fuertes y tenemos hijos que crecerán y
nos ayudarán. ¡Habrá muchas manos para trabajar!
Y como pensó lo hizo. Tomó parte de su trigo y lo agregó a
la ración de su hermano. Al siguiente día, por la mañana, ambos
notaron que sus montones eran iguales. Se miraron sorprendidos,
pero ninguno habló.
A la siguiente noche hicieron lo mismo, pero a distinta hora,
de modo que no se vieron. Y de nuevo hallaron sus montones
iguales la mañana siguiente.
Explicación: